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BETIS 1-6 REAL MADRID: JORNADA 8 DE LIGA

El Madrid se pone ‘morao’

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El Real Madrid ha vuelto. Y a lo grande. Se puso morao de fútbol y goles en el Villamarín y dio un puñetazo en la mesa de la Liga después de sus tres titubeantes empates. Salió a jugar concentrado y lo bordó en la primera parte. Hizo cinco goles, que pudieron ser diez si no llega a ser por un Adán que se agigantó bajo los palos. El cuarto tanto del equipo de Zidane, el primero de Isco, fue una oda al fútbol moderno: velocidad, toque, verticalidad y fútbol coral.

Quería Zidane despejar de una vez la ‘X’ de la ecuación del Real Madrid, porque cuatro empates seguidos en la casa blanca son un dramón. El Villamarín recibía a un equipo blanco exigido tras los triunfos del Barça y del Atlético y sin la columna vertebral: Ramos, Casemiro y Modric.

Rehacía Zizou su mediocampo colocando a Kovacic e Isco para escoltar a Kroos, uno por el despliegue y otro por el genio. En el resto, pocas novedades. La vuelta de Marcelo, más necesario para el Madrid que las espinacas para Popeye, y la presencia de la BBC arriba completaban un once con las garantías de un coche coreano.

Salió el Real Madrid a los medios dispuesto a templar y mandar como Morante en una buena tarde en La Maestranza. Marcelo percutía desde la izquierda. Inclinaba el juego hacia su banda como una mesa que estuviera coja. Precisamente desde la siniestra y a balón parado llegaría el primero de los de Zidane en un decir amén. Fue a los tres minutos. Kroos sacó una falta lateral. La pelota voló templadita al área y allí emergió la figura de Varane para cabecear a la red.

Esta vez los de Zidane decidieron que no iban a dormirse. Habían salido más enchufados que un funcionario de la Junta de la Andalucía y querían pasaportar el partido por la vía rápida. No lo hizo Cristiano, que se disfrazó de Higuaín para echar a las nubes un gol cantado bajo los palos de Adán a los cinco minutos. Ronaldo no se lo podía creer. Pero el Madrid seguía percutiendo con un Kovacic omnipresente cual Jorge Javier en Telecinco.

A los 13 minutos también tuvo Bale la suya, pero su cabezazo se estrelló contra el palo izquierdo de Adán. El Madrid se estaba poniendo morao de fútbol y su segundo tanto sólo parecía cuestión de tiempo como la investidura de Rajoy. Entre el despliegue de Kovacic y la imaginación de Marcelo le estaban haciendo al Betis un roto que ni Lopera.

Cambio radical

Intentaba estirarse el Betis con más interés que acierto, quizá porque el Real Madrid se había tomado un pequeño respiro a los 20 minutos. Pero las cámaras enfocaban más a Adán que a Keylor Navas, que aún no había tocado la pelota. Hasta con el pie levantado el Real Madrid manejaba el partido y Cristiano volvió a rondar el gol en un par de ocasiones que resolvió con eficacia Adán.

Y cuando más seguro se sentía el Betis, el Real Madrid hizo el segundo. Fue un robo de Kroos a Joaquín en plan Casemiro. El alemán invadió territorio bético, galopó hacia el área, atrajo a los centrales y se la puso a Benzema, que sólo tuvo que marcar con un toquecito suave y sutil, como la caricia de una madre, ante un Adán que se destapó antes de tiempo.

Los de Poyet acusaron el mazazo del segundo y el Madrid volvió a pisar el acelerador. Kroos gobernaba el mediocampo, Kovacic hacía de coche escoba y Marcelo jugaba de Marcelo, es decir, por donde le daba la gana. Así llegó el tercero. Fue en el minuto 39 y lo marcó el brasileño desde la posición de delantero centro con una media volea que botó en el suelo y se envenenó para Adán. Era la puntilla para el Betis al filo del descanso.

Pero lo mejor del Real Madrid estaba por venir antes incluso del bocadillo. Fue una contra perfecta para ponerla en bucle en las escuelas de entrenadores. Fue una contra para tapar la boca a los gurús del tiki-taka. Fue poesía en movimiento. Kovacic, Pepe, Kovacic, Benzema, Cristiano, Pepe, Isco y gol. Todos a uno o dos toques, puro vértigo, pura plasticidad, PURO FÚTBOL.

Se estira el Betis, cae el quinto

Con el Villamarín más caliente que la batería de un Samsung, el Betis salió en la reanudación dispuesto a ponerle al duelo un poco de vergüenza torera. Pepe sacó bajo palos un disparo de Joaquín. Se estiraban los béticos. El Real Madrid descansaba y dosificaba con la pelota. Los de Poyet castigaron la desidia blanca con un gol de Cejudo en el 54 después de un error en la salida del balón de Pepe y en la posición de Varane.

A Zidane no le hizo ni pizca de gracia el gol del Betis. Su equipo había salido sedado, como si se hubiera hartado a lexatines en el descanso. Puso a calentar a Morata, Asensio y Lucas Vázquez como signo de advertencia: el que quiera descansar, que descanse en el banquillo. La medicina surtió efecto y en el 60 Isco marcó un golazo porque no hay quinto malo. Buscó su esquinita preferida del área grande, giró el cuerpo sobre el pie de apoyo y golpeó con el interior de su pie derecho para ponerla en la escuadra.

Apareció Adán para ser el salvador del Betis con un par de paradones memorables que evitaron goles de Cristiano Ronaldo y Benzema. Había encajado cinco goles, pero había evitado otros tantos. Lucas Vázquez suplió a Kovacic y Morata a Benzema. Cristiano siguió en el campo en busca del gol perdido… que acabaría encontrando. Faltaría más. Morata le tiró una buena pared y el luso dividió las filas del Betis para marcar con un disparo raso y seco.

El partido estaba finiquitado desde hacía tiempo, pero a CR7 siempre le alimentan los goles. Y su voracidad, como la de Paquirrín, no tiene límites. Pasaron los minutos, desertó el beticismo y el Real Madrid no quiso hacer más sangre. Con el sexto se cerró la faena de los de Zidane, que salieron por la puerta grande del Villamarín y demostraron que tienen mucho que decir en la feria de esta Liga.