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Atlético de Madrid - Celta: Jornada 5 de la Liga Santander

El Atlético se queda ‘blanco’

El Atlético de Madrid no pasó del 0-0 frente al Celta en el Metropolitano en la jornada 5 de la Liga Santander. Rubén Blanco, guardameta de los vigueses, frenó al conjunto del Cholo Simeone, que lo intentó por todos los medios pero fue incapaz de hacer un gol ante su público.

Los rojiblancos regresaban al Metropolitano después del épico empate frente a la Juventus en el partido intersemanal de la Champions League. Y lo hacía con Héctor Herrera, el héroe de aquella noche, en el once inicial. Junto a él, Felipe era la otra sorpresa de la alineación del Cholo. El brasileño estaría acompañado en la zaga por Trippier, Lodi y Giménez. Saúl y Koke acompañaban al mexicano en el trivote, por lo que Vitolo, otro de los hombres de moda, tenía que esperar en el banquillo. Y en ataque, Diego Costa, Joao Félix y Correa; Morata, ya con el alta médica, al ladino de Simeone. Se me olvidaba, aunque tal vez no haga falta recordarlo, el candidato al nuevo Balón de Oro de porteros, Jan Oblak, defendía la portería colchonera.

Pero para optar a ese prestigioso premio, también Rubén Blanco. El guardameta del Celta firmó una exquisita primera mitad con paradas de todo tipo: estiradas, reflejos, arriba, abajo, con la mirada… Felipe fue el primero en avisar al inicio del choque con un cabezazo a bocajarro que el portero celeste despejó a córner. No pudo el brasileño emular lo que hizo su compañero Héctor Herrera ante la Juventus.

No fue la única gran parada de Rubén Blanco, que también le dio lo suyo a Renan Lodi y a Joao Félix. Trallazo del lateral carioca y palomita del meta para desviar el balón. Con el portugués cambió el repertorio, metiendo una mano abajo haciendo alarde de reflejos y negándole así el tanto a la joya del Atlético. Y cuando no era él, eran o sus compañeros, como Araujo interponiéndose en un disparo de Correa, o los propios colchoneros que mandaban el cuero fuera del rectángulo, como  Joao Félix o Diego Costa.

Entre tanta parada de Rubén Blanco también se jugaba al fútbol. El Atlético de Madrid estaba más cómodo sobre el verde. Trippier volvía a adueñarse de las jugadas a balón parado como un Peaky Blinder se apropia de negocios ajenos.El inglés ya no sólo botaba córners y faltas laterales, si no que se atrevió a disparar una en la frontal del área que estrelló contra la barrera. En el otro área sucedían pocas cosas, pero las que ocurrieron volvieron a poner el corazón en un puño a los colchoneros. Jan Oblak daba el segundo susto de la semana al chocarse con Santi Mina. Afortunadamente, ambos pudieron continuar sin problemas.

Rubén Blanco, en su línea

Sin goles se llegaba a un intermedio en el que las peñas del Atlético de Madrid fueron homenajeadas. Y tras el acto, arrancó la segunda mitad como lo hiciera la primera: con 0-0 y con el cielo encapotado amenazando tormenta… y también con Rubén Blanco firmando paradones. El primero que permitió lucirse al arquero de los vigueses fue Koke, que le obligó a estirarse para despejar la pelota con la punta de los dedos. Los colchoneros lo intentaban pero el gol no llegaba y el Cholo movía el banquillo. Doble cambio para empezar. Correa y Herrera abandonaron el campo y entraban en su lugar Vitolo y Thomas.

Con los nuevos continuó intentándolo el Atlético, pero no llegaba ese tanto que les permitiese romper las tablas. Un buena jugada entre Vitolo y Lodi desembocó en un Diego Costa que no logró rematar reclamando un penalti que si no existía de por sí, imagínense para el VAR. Ahí llegó la tercera sustitución de Simeone, que retiraba del verde a Joao Félix para que pudiera entrar Morata. La tuvo el internacional español nada más saltar al rectángulo de juego, pero no logró conectar su cabezazo.

Ni Vitolo fue suficiente

Pese a estar mejor, los del Cholo Simeone siempre tienen que presenciar la gran intervención rutinaria de Jan Oblak. Entre Mina y Brais Méndez fabricaron una jugada maravillosa que terminó con el esloveno saliendo vencedor en la prácticamente única y mejor ocasión que dispusieron los celestes. Con esa parada, el guardameta del Atlético logró romper esa mala racha de tres partidos consecutivos encajando dos tantos.

Restaban diez minutos al cronómetro y al Atlético se le acababa el tiempo. Y como contra la Juventus, tiraron de coraje y corazón, como reza su lema. Renan Lodi lo intentó sin ángulo y en las gradas retumbó el «¡uyyyy!». Los rojiblancos acabaron cogiéndole el vicio a meterse en fuera de juego, alguno cuestionable, y así desperdiciar algunas ocasiones. Ni en los cinco minutos de añadido encontraron la vía para romper ese 0-0 que señalaba el marcador cuando el colegiado señaló el final del partido y se montó una tangana sin grandes incidentes que puso el punto y final a la batalla que acabó en tablas.