El Atlético no vende la Liga

El Atlético de Madrid se impuso con un contundente 0-4 al Alavés en Mendizorroza. Los de Simeone, que no dan por perdida la Liga a pesar de que es una tarea case imposible, recuperaron su identidad y golearon a los de Abelardo con los goles de Saúl, Diego Costa, Álvaro Morata y Thomas.

El Cholo Simeone apostaba por una táctica ofensiva; el 4-3-3 el esquema que escogía el técnico argentino y, como era de esperar, arriba estaban Morata, Griezmann y Diego Costa en la búsqueda de tener más ocasiones que en Bilbao, algo que no debe ser muy complicado. Por detrás de ellos, Thomas, Koke y Saúl ocupaban la medular, siendo Juanfran, Filipe, Godín y Giménez los defensas escogidos. En la portería, el indiscutible SuperJan.

Dos semanas ha tenido el Atlético para que lamerse las heridas de la eliminación de la Champions frente a la Juventus y de la derrota frente al Athletic en San Mamés. Pero cuando todo comienza a superarse…va el Bayern y hace oficial el fichaje de Lucas. Otro mazazo para los rojiblancos y su afición, si es que hay semanas en las que es mejor no levantarse de la cama. Pero este club siempre se repone de los golpes y tocaba visitar Mendizorroza, campo para nada sencillo.

Estadio complicado, sí, pero no esta noche. Al Atlético se le empezó a poner todo de cara a los cinco minutos, el tiempo que necesitó Saúl para avisar, primero, y golpear después. Una asistencia de Griezmann dejó al heredero del ‘8’ de Luis Aragonés con una autopista para penetrar en el área y batir a Pacheco con un disparo que entró por las piernas del arquero blanquiazul. Por si fuera poco, otros cinco minutos después, Diego Costa soltó un zarpazo desde fuera del área que se coló por la escuadra. Esta vez el portero hizo el mannequin challenge, o la estatua, para entendernos.

Identidad recuperada

No se amedrentó un Alavés que usaba a Jony para todo. El hombre multiusos deben llamarlo por Álava. Sacaba los córners, las faltas, centraba, creaba juego…sólo le faltó conducir el autobús desde el hotel a Mendizorroza. De un saque de esquina suyo pudo llegar el tanto del Alavés, pero Saúl salvó el gol sobre la línea. Si no aparece Oblak, hay un ángel de la guarda. En dicha acción quedaron K.O. Rodrigo Ely y Godín por un golpe cabeza con cabeza, necesitando asistencias ambos y unas grapas en la ceja el primero.

El inicio fulgurante del Atlético le valía para irse al descanso con una ventaja considerable, pero restaban 45 minutos por jugar. El Alavés llegó al intermedio con bastante presencia en campo colchonero, pero era incapaz de obligar a Jan Oblak a hacer su paradón rutinario. En los vestuarios se quedó Diego Costa, que fue reemplazado por Thomas Lemar cuando los equipos saltaron al verde para iniciar el segundo acto.

La segunda mitad se jugaba en el campo del Atlético, con dominio babazorro, pero sólo encontraban la forma de entrar en el área de Oblak a base de centros. Que por cierto, siempre eran repelidos por la zaga rojiblanca o los blocaba el esloveno. El Atleti de Simeone volvía a ser el Atleti de Simeone. Con los de Abelardo arriba no tardó en llegar una contra de los rojiblancos, porque como ya he dicho, el equipo volvía a recuperar su espíritu.

Morata, inmune al VAR

Dos toques -control y pase- le bastaron a Lemar para filtrar un pase y dejar que Morata recorriese todo el campo del Alavés hasta plantarse delante de Pacheco y batirle para hacer el tercero. Pero donde está Álvaro, está el VAR. Qué raro. Las imágenes demostraron que el delantero del Atlético partió desde posición reglamentaria y el gol subió al electrónico. Morata 4-2 VAR. El Alavés quedó desencajado con el tercer gol, y Griezmann pudo unirse a la fiesta con una sutil vaselina que salva con las uñas Pacheco y el palo terminó de hacer el trabajo repeliendo el intento del Principito.

A estas, Morata también se había ido al banquillo y Niko Kalinic ocupaba su puesto. El delantero croata recibía una oportunidad para demostrar que puede ayudar activamente al tridente, pero más allá de presionar, poco más. Con el mencionado tridente comenzó el Cholo, pero acabó sin él. Simeone agotó su último cambio dando entrada a Correa y retirando del campo a un Antoine Griezmann que se marchó sin mojar. Angelito sí lo hizo, pero estaba en posición antirreglamentaria y el linyera lo anuló y el Gran Hermano del fútbol lo ratificó.

A quien no pudieron quitarle el gol fue a Thomas. Ni las pobres arañas que vivían en la escuadra de la portería, que se quedaron sin el hogar que sabe Dios cuánto tardaron en tejer. Asistencia, otra más, de Koke. El ghanés controla, se orienta…y el balón a la jaula. Thomas se unía a la Partey. Restaban cinco minutos más el descuento. El tiempo pasó y el silbato del árbitro se escuchó. Goleada y tres puntos importantísimos para recuperar la moral…y seguir peleando por una Liga que está más complicada que un acercamiento entre Podemos y VOX.