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Liga Santander: Atlético de Madrid - Real Sociedad

El Atlético huele a campeón

El líder acaba con la Real Sociedad tras una primera parte fantástica, pero sufriendo al final

Si el Real Madrid no gana en Granada será campeón el domingo ganando en el Metropolitano a Osasuna

Al Atlético le quedan dos partidos para levantar su undécima Liga. Puede que sólo uno si mañana el Real Madrid no gana en Granada. Es la culminación de una temporada extraordinaria en la que por momentos despertó muchas dudas, pero que lleva camino de abrocharse con un final feliz. El equipo superó su compromiso ante la Real Sociedad tras una primera parte fantástica y una recta final de máximo sufrimiento y lanzó a sus perseguidores un mensaje inequívoco. En el peor de los casos faltan seis puntos. En el mejor apenas tres. La gloria está ahí, al alcance de la mano, pero nunca ha sido fácil atraparla en la atormentada historia rojiblanca. Por eso nadie se atreve a lanzar las campanas al vuelo. Más que nunca persiste el discurso cholista del partido a partido. Próxima final, Osasuna. Y no hay vida más allá de eso.

También es cierto que, aunque la prudencia sea el primer mandamiento que impera en el Metropolitano, las sensaciones que dejaron los jugadores sobre el césped invitan al optimismo. El Atlético confirmó la magnífica imagen que dio el sábado en el Camp Nou con una primera parte difícil de mejorar, 30 minutos de puro torbellino que desarbolaron a un adversario que no supo reaccionar. El momento de forma con el que algunos futbolistas han llegado a este final de temporada es espectacular: Llorente y Carrasco son dos puñales, Correa se ha sacudido la maldición del gol, Koke juega como un maestro y atrás no hay fisuras. El equipo está tan bien engrasado que ni siquiera necesita los goles de Luis Suárez, y ese es el mejor adjetivo que se le puede atribuir.

Con la adrenalina por las nubes desde que el balón se puso en movimiento, el primer zarpazo fue rojiblanco. Correa arrastró a la defensa y creó el espacio necesario para que apareciera Llorente como un cuchillo en la banda derecha y le sirviera un balón de gol a Luis Suárez, pero el uruguayo echó el cuerpo demasiado atrás y su disparo se fue por encima del travesaño.

La ocasión de Lucho fue la brisa que anticipó la llegada de un verdadero vendaval atlético. El líder sometió a su enemigo a un asedio tan intenso como persistente. Luis Suárez en un saque de falta, Llorente ante Remiro empeñándose en resolver solo cuanto tenía a Luis Suárez desmarcado a su izquierda, Llorente de nuevo en un disparo desviado…La superioridad era tan evidente que a la Real Sociedad no le quedaba otro remedio que perseguir sombras y esperar que amainara la tormenta. Sin embargo no tuvo tiempo de evitar el chaparrón. A los 15 minutos Koke sacó de esquina, el balón le llegó a Llorente y su pase al segundo palo lo resolvió Carrasco con un punterazo que acabó en la red. Mientras Simeone ahogaba a Nelson Vivas Imanol Alguacil buscaba responsables, pero tenía demasiados sospechosos para señalar a uno solo.

El 1-0 no aplacó la voracidad del Atlético. Permitió que por fin la Real Sociedad cruzara el Mississippi, pero le puso trampas para atraparla por sorpresa y a los 28 minutos mordió el anzuelo en un contragolpe dirigido por Luis Suárez, que tiró de veteranía para aguantar el balón con el cuerpo ante Oyarzábal y filtrarlo a Correa en el momento preciso y con la intensidad necesaria. El argentino controló, miró a Remiro y resolvió con un disparo cruzado e imparable.

Satisfecho con la renta y agotado por el esfuerzo realizado, el líder dejó caer los brazos y aceptó una tregua. Fue entonces cuando apareció la mejor versión de la Real Sociedad, pero para sostener el resultado ahí estaba Oblak, que metió dos manos marca de la casa ante Isak, la segunda con rechace al poste, para evitar irse al descanso con una incertidumbre innecesaria. De todos modos, el castigo donostiarra pudo haber sido definitivo. Con el tiempo casi cumplido Correa se equivocó en una situación de clara ventaja que tenía toda la pinta de haber podido ser el 3-0.

Con todo perdido la Real asumió la necesidad de lanzarse a tumba abierta en la segunda parte, pero de entrada tuvo que superar la baja de su mejor efectivo en ataque, el sueco Isak, que se quedó en los vestuarios por un problema muscular. Imanol pudo en juego todo lo que tenía, pero no sólo fue incapaz de crear nada, sino que le dejó al Atlético toda una autopista a su disposición que el líder no supo aprovechar porque le pesó el cansancio y porque Luis Suárez, excelente en la participación colectiva, estuvo deficiente en su mejor cualidad, la definición. El uruguayo ha quedado anclado en los 19 goles y no hay forma de salir de ahí, pero de un killer de su categoría cabe esperar una reacción en cualquier momento. Le quedan dos partidos esta temporada.

Tantas oportunidades desperdició el Atlético que dejó que la Real Sociedad recuperara una brizna de esperanza, avivada además por un remate de volea de Portu tras un saque de esquina que obligó a Oblak a mostrar la mejor de sus versiones. Con el equipo visiblemente agotado y 18 minutos más el añadido por delante, Simeone advirtió que era el momento de introducir piernas frescas. Kondogbia y Joao Félix pisaron el césped y se marcharon Saúl y Correa para aguantar el arreón final donostiarra. A los 80 minutos Portu disparó a la base del poste y en el rechace Merquelanz no supo marcar a portería vacía. Al Cholo las pulsaciones se le dispararon a 220 en el banquillo y no quiso esperar más para echar el candado. Lodi al campo y Luis Suárez al banquillo, pero ya era demasiado tarde. A los 82 minutos, tras un saque de esquina, Zubeldia se encontró un balón perdido y marcó a placer el 2-1 para darle a la parroquia rojiblanca un final de partido de infarto.

La primera final se ha resuelto. Ahora toca esperar un tropiezo del Real Madrid en Granada, aunque el Atlético cree que será necesario ganar a Osasuna y Valladolid para proclamarse campeón. No será sencillo pero, a fin de cuentas, nunca ha habido nada fácil en la historia de este club.