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Así es el Zidane entrenador: habla lo justo, lógica del trabajo y ataque equilibrado

El recambio de Rafa Benítez en el banquillo del Real Madrid ya está preparado. Como adelantó Okdiario, Zinedine Zidane tomará las riendas si el equipo hace el ridículo en las dos próximas jornadas de Liga. El técnico madrileño tiene los duelos ante la Real Sociedad y el Valencia para reconducir la situación y mostrar una mejoría en la plantilla.

En caso de un nuevo descalabro, el Real Madrid ha decidido que sea Zidane, actual entrenador del Castilla en el tome los poderes en el banquillo hasta el final de temporada. El hecho de que tanto la afición como la plantilla vean con buenos ojos al francés ha sido importante a la hora de tomar la decisión.

No obstante, hay más argumentos a favor de Zidane. Si hay alguien que pueda comprender lo que le sucede a los jugadores del Real Madrid en estos momentos es un técnico que ha vestido esa camiseta y que ya conoce el vestuario, puesto que ha sido segundo entrenador en el primer año de Carlo Ancelotti en el banquillo.

Pero, ¿cómo es Zidane como entrenador? La primera cuestión que hay que tener en cuenta para definirle es que él concibe el fútbol como «algo muy sencillo». Para Zizou este deporte podría resumirse como trabajo, fijarse en los detalles y tener las ideas muy claras. Esa ha sido precisamente uno de los problemas de Benítez, que ha probado a 13 jugadores en posiciones diferentes en lo que va de temporada.

Zinedine Zidane observa un disparo de Modric en un entrenamiento. (Getty)

Zidane ha sido una leyenda del fútbol y eso le permite saber lo que necesitan los futbolistas en cada momento. No se puede decir que sea un entrenador muy dialogante, pero sí que le gusta hablar lo justo en el momento adecuado. Con su llegada, los jugadores del Real Madrid se encontrarían una figura alejada de los gritos y muy directa en su discurso.

De hecho, Zidane nunca ha sido muy amigo de las palabras. El crack padece cierta ansiedad para hablar en público y en su etapa como jugador era incapaz de dormir si sabía que al día siguiente era el elegido para atender a los medios de comunicación. Como medida para solventar estos problemas, el club optó por informarle sólo cinco minutos antes de que tenía que aparecer en rueda de prensa.

Si no entrenas, al banquillo

Además, basa su criterio en la lógica del trabajo. Para Zidane lo más importante es entrenar bien y no le tiembla el pulso a la hora de dejar en el banquillo al jugador que considere que no esté en su mejor nivel o que no haya rendido durante la semana. Por ello, a los seguidores que acuden al Di Stéfano no les sorprende ya ver en el banquillo en diferentes ocasiones a hombres importantes como Marcos Llorente, Martin Odegaard o su propio hijo, Enzo.

El noruego lo vivió en sus propias carnes cuando se empeñó en trabajar con el primer equipo. Odegaard quería entrenar con los mayores y sólo incorporarse al Castilla para los partidos. Zidane respetó su decisión, pero le aconsejó lo contrario. Tener los pies en la tierra y trabajar con el filial. Ante la primera negativa del mediapunta, el entrenador apostó por sentar en el banquillo a un jugador poco integrado con el resto de sus compañeros.

El francés es aún un técnico en formación, que va aprendiendo en cada uno de los pasos que ha ido dando en su carrera. Como segundo de Ancelotti, Zidane comprendió la importancia del equilibrio en un equipo. Su idea futbolística siempre se ha caracterizado por el ataque, pero fue junto al italiano cuando comprendió realmente la importancia de componer un once estable y armónico.

Zidane, en el banquillo junto a Ancelotti. (Getty)

Zidane es un ganador. Un entrenador siempre ambicioso en el juego y en los objetivos que se marca. Es por ello, que en el Castilla desde el principio aceptase el reto del ascenso pese a la juventud de la plantilla. Otra cosa importante que aprendió en su comienzo en solitario con el filial fue el error que supone abusar de la posesión. Su comienzo fue ligado a una mala racha de resultados, hasta que escuchó el consejo de Guy Lacombe, el entrenador que le hizo futbolista en el Cannes, que le sugirió un cambio de sistema más directo y eficaz. Y las victorias empezaron a llegar.

Sin ataduras a un sistema de juego

El entrenador tiene muy clara su filosofía ofensiva con jugadores de calidad en el centro del campo, pero no es esclavo de un sistema. En estos dos años se ha podido ver al Castilla jugar con extremos puros o con interiores, con doble pivote o un sólo jugador de contención y también con uno o dos delanteros. Lo importante no es el dibujo, son los jugadores. Tampoco falta nunca el respeto a los rivales y todos los que le rodean y no duda en delegar si lo considera necesario.

Pero además, Zidane ha demostrado que sabe manejar a la perfección el banquillo para aportar soluciones si las cosas se tuercen. El francés no duda en revolucionar el equipo, cambiar el dibujo e introducir nuevos jugadores para remontar los partidos, algo a lo que el Castilla ha acostumbrado esta temporada. El filial es un equipo con carácter que sólo ha perdido dos partidos de los 18 que lleva en Liga.