Curiosidades
Universo

Luna de sangre: ¿Por qué vemos la Luna de color rojo?

La Luna de color rojo es uno de los fenómenos más sorprendentes que podemos ver desde la Tierra pero, ¿sabes por qué existe la Luna de sangre?

Todo el mundo sabe que la Luna no brilla, y que es el reflejo del Sol lo que provoca que incluso llega a iluminar una noche sin nubes. La Tierra no está en el mismo lado siempre, al igual que la Luna. Nuestro satélite orbita alrededor del planeta, haciendo que algunas veces la veamos más grande que otras. Según sus posiciones, la Luna tiene cuatro fases: creciente, menguante, llena y nueva. Incluso hay otros fenómenos que nos dejan momentos increíbles de la Luna, pudiendo llegar a ver una Luna de color rojo. ¿Sabes por qué se produce la luna de sangre?

¿Qué es la luna de sangre?

La Luna roja o Luna de sangre solo se puede ver cuando se produce un eclipse lunar. Esto ocurre cuando la Luna se coloca justo detrás de la Tierra, quedando escondida del Sol. La luz solar se proyecta sobre la Tierra, que dispersa la luz azul y verde pero deja pasar la roja por la atmósfera. Esta luz llega hasta la Luna, que refleja esa tonalidad y quedando visible en rojo en el cielo.

Este fenómeno, por si no fuese sorprendente ya de por sí, coincide con el momento en el que la Tierra está más cerca de Marte. Casualidad o no, al planeta cercano se le conoce también como el planeta rojo.

La umbra y la penumbra de un eclipse

La sombra que proyecta la Tierra se divide en dos zonas: la umbra y la penumbra. La umbra no recibe los rayos del sol aunque la luz solar toque mínimamente la parte de la penumbra. Cuando vemos un eclipse es justo el momento en el que la Luna pasa por la umbra, y que la cubre por completo. La luz que se proyecta nunca es directa, sino que se refleja en la atmósfera para hacer que sea visible la Luna.

Pero la Luna de color rojo puede verse también cuando se esconde o cuando sale. El motivo es el mismo, pues aparece por el lado oculto que no vemos. La incidencia de los rayos del Sol es producido por la reflexión. De ahí los atardeceres rojizos. Las partículas que sueltan los incendios o los volcanes también pueden provocar que veamos la Luna de color rojo.