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¿Por qué nunca vemos a las crías de las palomas?

Siempre las vemos desarrolladas y no cuando son pichones. ¿Por qué?

Las palomas forman parte del paisaje urbano, las encontramos por todas partes, en parques, edificios y hasta en las terrazas cuando vamos a tomar el aperitivo. Y como gustos hay para todos, hay gente que las adora y otra a la que les da asco e incluso aterra. Pero lo que está claro es que siempre las vemos desarrolladas y no cuando son pichones. Entonces, ¿por qué nunca vemos a las crías de las palomas?

En nuestras ciudades tenemos la variedad denominada columba livia o paloma doméstica, que es una variación de la paloma bravía que se produjo hace ya miles de años, cuando el hombre decidió domesticar a esta especie de ave, dando lugar a una subespecie que aunque domesticada, aún lleva en su código genético los instintos de su origen, lo que explica por qué no las vemos cuando tienen poco tiempo de vida.

Razones por las que nunca vemos a las crías de las palomas

La paloma bravía de la que procede la paloma actual que habita en nuestro entorno urbano, anida  en las grietas de montañas y acantilados situados en Asia occidental, Europa y norte de África. Como las domésticas no tienen esa posibilidad, estas aves buscan algo que se le parezca y lo más alto que encuentran en las ciudades, son sin lugar a dudas los edificios.

En los escondrijos y las cavidades más ocultas a la vista y los rincones más altos de los edificios, es en el lugar donde estos animales construyen los nidos a base de hierba y ramas y ahí es donde esconden a sus crías, para protegerlas y evitar que mueran antes de ser capaces de valerse por sí mismas.

Por tanto, los primeros 25 a 32 días después de nacer, se mantienen ocultas en sus nidos hasta que sean capaces de volar, buscar alimento y, en definitiva, sobrevivir, de tal modo que cuando nosotros las vemos están prácticamente desarrolladas y han dejado de ser pichones.

Lo que sí es probable que veas si te fijas bien son palomas jóvenes, las cuales para diferenciarlas deberás observar ciertos rasgos característicos de estas frente a las adultas, como son la coloración de los ojos, dado que durante los primeros seis meses son entre marrón y grisáceo en puesto de rojos o naranjas, y encima del pico la carne es de color gris en lugar de blanca.

Ahora ya sabes por qué nunca vemos a las crías de palomas pero sí cuando son jóvenes.