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¿Qué era y dónde se encontraba Tartessos?

Tartessos era el nombre con el que los griegos llamaban a la civilización ubicada en el suoeste de la Península Ibérica. Este estado, desde el segundo milenio antes de Cristo, adquirió una destacada personalidad cultural y política, así como un inmenso poderío, gracias a su riqueza minera.

Estaba ubicada en una región a la que recorría el río Tartessos. Se identificaba con este nombre a un reino, al río que lo cruzaba y a la capital del reino ubicado en su desembocadura.

¿Dónde se encontraba Tartessos?

A pesar de todas las pormenorizadas descripciones que existen sobre la ubicación del lugar, aún no se ha podido encontrar su localización exacta. La geografía de la zona se ha modificado mucho en los 3.000 años que han transcurrido desde su fundación.

La desembocadura oriental es la que existe en la provincia de Cádiz, aunque en aquel entonces era mucho más ancha que en la actualidad y la desembocadura occidental ya no existe. Pero se considera situada entre la actual Matalascañas y Huelva, donde solamente quedan algunas lagunas.

Prospecciones realizadas en Doñana detectaron dos catástrofes que podrían haber causado el hundimiento de alguna isla o de algún territorio seco, una alrededor del año 1500 a.C y la otra en el siglo II d.C.

Esta era una sociedad que incluía numerosas ciudades que se hallaban a lo largo de la ribera del Guadalquivir. Huelva es una de ellas y en su provincia fue en donde se han encontrado los más significativos hallazgos sobre esta antigua civilización.

También se hallaron en Turtha, hoy en el Puerto de Santa María en la provincia de Cádiz; o en Urso, hoy Osuna en Sevilla y en Etibirge, hoy Elvira en Granada.

A partir de las excavaciones arqueológicas y sus conclusiones, se ha dividido a la cultura tartésica en dos períodos.

El primero, denominado geométrico, coincide con el final de la Edad del Bronce y abarca desde el 1200 al 750 de antes de Cristo.

El segundo es llamado orientalizante, ya que es en esta etapa que la cultura tartésica se nutre de elementos orientales, procedentes de los contactos con fenicios y griegos.

Estas manifestaciones coinciden con la primera etapas de la Edad del hierro y abarca aproximadamente desde el año 750 al 550 a.C.

El formidable esplendor económico y cultural de esta civilización se debía a la riqueza de sus recursos naturales. La agricultura, la ganadería, la pesca y la minería eran extraordinariamente fructíferas y mantenían buenas relaciones comerciales con los demás pueblos del Mediterráneo, europeos y africanos.

Su principal riqueza la constituía la explotación de los minerales que abundaban en la región. El oro, la plata, el estaño y el bronce ya se extraían en el siglo X a.C. Tartessos era el principal proveedor de bronce y plata en toda la región del Mediterráneo.

Los fenicios fueron de los mejores socios comerciales, pues en el siglo VIII a.C. establecieron innumerable cantidad de fábricas en las costas como Gadir (Cádiz), Abdera (Adra y Almería) y Sexi (Almuñécar y Granada).