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¿Cuáles fueron los dioses romanos más importantes y sus funciones?

Los dioses romanos son un tema que sigue siendo de lo más apasionante en la actualidad. ¿Quieres saber más sobre ellos?

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La mitología romana es súper interesante, y si quieres saber más sobre ella, deberías empezar por los personajes principales que hacen a estas leyendas. Conociendo algunos de los dioses romanos más importantes te resultará más sencillo entender cómo son sus relaciones y cómo se desencadenan los hechos que marcan la historia de cada uno en particular.

Un dato a considerar es que, si bien los romanos tenían varios dioses porque eran politeístas, asimismo incorporaron otras deidades originarias de pueblos contemporáneos como los griegos. Eso explica por qué son tantos los protagonistas de esta rica mitología.

Vamos a repasar algunos de estos personajes de la mitología que nos fascina y aportan muchos conocimientos.

Los dioses romanos más importantes

Júpiter, principal dios romano

El equivalente a Zeus en Grecia, Júpiter es el más relevante de los dioses romanos. Su trascendencia se debe a ser hijo de Saturno, habiendo destronado a su padre con ayuda de sus hermanos para convertirse en «Rey de los dioses y de los hombres». Repartió sabiamente el universo entre él y sus familiares reservándose a sí mismo el cielo, a Neptuno el Mar y a Plutón el inframundo. Por supuesto, da nombre al planeta.

Plutón, dios del inframundo

Plutón, el Hades de los romanos, es otro hijo de Saturno, y fue enviado al inframundo por ser considerado, por los hombres, como el más temible de los dioses. Es menos maligno que su par griego, Plutón era hijo de Saturno, hermano de Júpiter y Neptuno. Aunque se le veía como el más duro y temido de los dioses de esta mitología, no se omiten sus actos de bondad y generosidad.

Juno, reina de los dioses

La adaptación romana de la Diosa griega Hera se transformaría en la esposa oficial de Júpiter a pesar de ser su hermana. Juntos tuvieron varios hijos, entre ellos Marte y Vulcano. Sin embargo, se dice que por las infidelidades de Júpiter se volvió iracunda, atentando contra las amantes de su esposo y la descendencia de aquellas aventuras prohibidas del mayor dios romano.

Minerva, diosa de la sabiduría

Es la Atenea romana, y al encargarse de la ciencia, de las artes, y hasta de las técnicas de la guerra, su rol  cuando intentamos conocer la mitología romana en profundidad.

La Atenea romana proporcionaba seguridad y prosperidad al pueblo romano. Juega un papel fundamental para comprender las deidades de la antigua roma ya que se le asignan cualidades especiales para las artes, el conocimiento y las técnicas de guerra.

Apolo, dios de la música

Hijo de Júpiter y Latona, es uno de los pocos que mantiene su nombre en la mitología griega y romana. También llamado Febo, destacaba por su manejo del arco y la flecha, y se cuenta que fue capaz de vencer a la serpiente pitón que atemorizaba la ciudad.

Diana, hija de Júpiter

La representación romana de la diosa griega Artemisa, hermana gemela de Apolo e hija de Júpiter y Latona, solía vivir en el bosque. Sobresalía por su talento y habilidad para la caza, y un dato curioso es que, como se le rezaba de noche, se la identifica con la Luna.

Neptuno, dios de los mares

Al igual que Poseidón para los griegos, Neptuno es el dios de los mares de los romanos, hermano mayor de Júpiter. Se quedó con los mares en la división de elementos con Júpiter y Plutón. Malhumorado e iracundo, es el receptor de las plegarias de los marineros.

Marte, el dios de la guerra

En cierta manera se le relaciona con el romano Ares, pero Marte no sólo controlaba la guerra sino además la cosecha y la comida. Su personalidad es una de las más complejas. Se habla sobre su fiereza en el campo de batalla y también sobre su protección concedida al pueblo romano. Era el encargado de que los campos dieran frutos y asegurarse de que la cosecha rindiera.

Venus, diosa del amor y la belleza

Por último, infaltable Venus, la Afrodita de los romanos, la diosa del amor y la belleza pero, por sobre todo lo demás, la diosa de la fertilidad, gracias a quien nacían los descendientes humanos.