Curiosidades
Una impactante perspectiva conseguida con jugos estomacales de vaca

Este pez nos muestra su perspectiva más perturbadora

Puede parecer un ejemplar sacado de “Monstruos de río”, pero en realidad el protagonista de este artículo es un pez marino que habita en el Océano Pacífico. Se trata del esqueleto de un Eumicrotremos orbis, adorable por fuera y más que sospechoso por dentro. La única diferencia entre los animales sumergidos en formol y este pequeño pez es que el líquido que ha conseguido esta impactante fotografía proviene del estómago de una vaca.

Aspecto demoníaco

La espeluznante imagen vista desde el lateral

Leo Smith, profesor de la facultad de biología de la Universidad de Kansas, ha compartido en su cuenta de Twitter esta impactante imagen, que apunta a convertirse en viral. Smith ha querido explicar el proceso que le llevó hasta esta instantánea, ya que cualquiera pensaría que esta demoníaca captura es obra de Photoshop.

Primero, sumergió un ejemplar muerto de Eumicrotremos orbis con enzimas estomacales de vaca. Este líquido hizo su trabajo, consiguiendo eliminar cualquier resto de carne y dejando literalmente “en los huesos” al animal. O mejor dicho, a cartílago visto. Una vez hecho esto, Smith dejó que el esqueleto cobrara protagonismo bajo una luz fluorescente roja y un fondo negro. Dos elementos que encajan con la expresión de pocos amigos de este pez.

Así es en realidad

¿No os parece un pez adorable?

A veces las apariencias engañan. Este pez, al contrario de lo que representa en esta imagen, no tiene nada de agresivo. No se conocen por ahora casos de ataques a humanos, aunque sí es cierto que su exterior puede resultar peligroso. Sus espinas afiladas como cuchillos son capaces de pegarse literalmente a la piel, como si habláramos de un cactus. Algo similar a lo que suele pasar con las temidas medusas, invasoras de nuestras playas cada año.

Por lo demás, tiene todas las papeletas para ser un pez adorable a la vista. Redondo, de colores vivos y pequeño en tamaño, nadie esperaría que fuera el mismo que el protagonista de la imagen que da origen a este artículo. Y es que, a veces, la belleza no se encuentra precisamente en el interior.