Mira bien esto si compras pollo envasado en el supermercado: aviso de los expertos
¿Compras el pollo envasado del supermercado? Ten mucho cuidado y fíjate muy bien en este detalle.
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El pollo es uno de los alimentos más demandados en los supermercados españoles y por eso las empresas alimentarias los ofrecen en todos los formatos. Puedes encontrar entero, comprar sólo las alitas, las pechugas enteras o fileteadas, puedes comprar la carcasa para hacer un guiso y otras muchas posibilidades porque este es un alimento muy versátil y que gusta a todo el mundo. Sin embargo, en muchas ocasiones, cuando vamos a comprar al supermercado no nos fijamos en todas las etiquetas y cometemos el error de no prestar atención a información que puede ser muy importante tal y como revela el nutricionista Pablo Ojeda. De hecho, el pollo envasado que compras en el supermercado puede esconder un peligro que pasa desapercibido y en el que deberías fijarte instantáneamente.
Pero, ¿por qué deberíamos hacerlo? Pues bien, la razón es muy simple: no siempre lo que compramos es 100% pollo. Cabe señalar que España es uno de los países de Europa con la normativa más estricta en lo que a seguridad alimentaria se refiere. Sin embargo, esto no evita que haya algunos «engaños» en los que los consumidores caemos con frecuencia.
«Hay muchas veces, cuando venden pollo, que gran parte del pollo es agua, aunque se venda fileteado», explica Pablo Ojeda en el programa ‘Más vale tarde’. Esto no supone ningún riesgo para la salud, pero cuando vamos a cocinarlo en la sartén, como es lógico, se reduce considerablemente.
Por lo tanto, debemos fijarnos siempre en la etiqueta antes de comprar pollo envasado en el supermercado. Claro que este tipo de «fraudes» no ocurren solo con este alimento, sino también con otros, como el atún ‘rojo’: «Con el atún rojo, lo que suelen hacer es echarle colorante alimenticio, que es inocuo», señala el nutricionista.
Consejos para comprar y conservar el pollo
Al igual que a la hora de comprar cualquier otro alimento fresco, tenemos que fijarnos en la apariencia. La carne tiene que estar elástica, firme y tierna y tener un color entre el amarillo pálido y el blanco. Para evitar que se rompa la cadena del frío, lo mejor es transportarlo en una bolsa térmica.
Una vez en casa, debemos consumirlo en un plazo de 24-36 horas. Si no vamos a hacerlo, para evitar que se estropee, tenemos que congelarlo. En la nevera, es fundamental que no entre en contacto con otros alimentos, así que debemos guardar el pollo en un recipiente y colocarlo en la parte más fría de la nevera.
Es muy importante cocinar bien el pollo para asegurarnos de que las bacterias se destruyen. Una vez cocinado, no es una buena idea dejarlo a temperatura ambiente, ya que, si quedan bacterias, se pueden reproducir.
Y, por último, cabe señalar que podemos conservar la carne de pollo cocinada que nos sobre en la nevera durante un máximo de 48 horas. Cuando vayamos a comerla, tenemos que asegurarnos de calentarla bien.
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