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Llevas toda la vida lavándote mal los dientes y no te lo habían dicho

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Parece que lavarse los dientes es algo muy sencillo que no tiene ningún misterio. Sin embargo, a juzgar por la opinión de los dentistas, son muchos los errores que cometemos, los cuales hacen que la higiene bucodental no sea tan buena como debería. Con el paso del tiempo, pueden aparecer problemas en el esmalte, en las encías, etc.

Uno de los principales errores tiene que ver con la duración. Las prisas nunca son buenas, y para cepillarse los dientes mucho menos. El tiempo idóneo son dos minutos. Los dentistas recomiendan dividir los dientes en cuadro cuadrantes y dedicar medio minuto a cada uno de ellos. De esta manera, lograremos eliminar todos los restos de alimentos y bacterias.

Errores al cepillarnos los dientes que debemos evitar

Con la pasta de dientes ocurre exactamente igual que cuando nos lavamos el pelo y creemos que por echar mucho champú va a quedar más limpio. Sin embargo, sucede justo lo contrario. Poner demasiada pasta en el cepillo no es una buena idea porque tiene componentes abrasivos que ayudan al arrastre de los restos de alimentos, y si la cantidad es excesiva puede debilitar el esmalte.

Elegir cualquier cepillo de dientes al azar también es gran error. Tenemos que valorar el tamaño y la dureza e las cerdas. Lo ideal es usar un cepillo pequeño para llegar a todos lo rincones y de cerdas suaves para no dañar el esmalte.

La lengua y las encías son las grandes olvidadas en la higiene bucodental, pero su limpieza es fundamental. Del mismo modo que nos cepillamos los dientes, también hay que hacerlo con la lengua y las encías, aunque de manera más suave.

Algo en lo que insisten muchísimo los dentistas es no mojar el cepillo. Tiene que estar seco antes de pasarlo a la boca porque si lo mojamos, la pasta de dientes se diluye y el cepillado no es tan efectivo como debería.

Por supuesto, tras su uso, es fundamental limpiar bien el cepillo porque si no lo hacemos, los restos de alimentos y las bacterias que hemos eliminado de la boca continuarán en las cerdas cuando lo utilicemos de nuevo.

Y, por último, es 100% recomendable el uso de un irrigador dental para reducir el nivel de placa bacteriana en los dientes y así evitar el sarro dental y la caries. Es el complemento ideal del cepillado y da una sensación de limpieza y frescor increíble.