Curiosidades
Pretenden combatir los daños cerebrales en el futuro

Un experimento logra la fusión entre el cerebro de un humano y un ratón

Un experimento científico llevado a cabo recientemente ha dado como resultado un hecho insólito. Y es que, aunque parezca ciencia ficción, se ha conseguido implementar cerebros humanos en el cráneo de ratones de laboratorio. Y lo que es más sorprendente: comprobar que las células humanas desempeñaban correctamente su función tras el implante.

Así lo ha hecho público un reportaje publicado en la revista Nature Biotechnlogy. Un escrito que relataba cómo se cultivaron células de cerebro humano en un laboratorio con el objetivo de crear un organoide de pequeño tamaño, con el objetivo de implantarlo en el cerebro de un ratón.

Primeras respuestas del experimento

Para su sorpresa, el experimento resultó un completo éxito. En la mayoría de los casos, los ratones suministraron a sus nuevos cerebros sangre y nutrientes, así como lograron comunicarlo con sus tejidos. Una resolución que inmediatamente dio pie al surgimiento de muchas hipótesis en la comunidad científica.

Una de las preguntas más comunes fue: ¿cambiará la inteligencia, la conciencia o incluso la identidad de los roedores con sus nuevos cerebros? En base a esto, el reportaje responde negativamente. Y es que los roedores mantuvieron un comportamiento habitual y normal tras el implante cerebral.

Posibles aplicaciones en un futuro

Pese a lo sobrecogedor del experimento, los resultados obtenidos han sido bienvenidos en el seno de las investigaciones científicas debido a los múltiples frentes que abren. Una de las principales es la posibilidad de que se puedan regenerar tejidos y partes de cerebros humanos que hayan sufrido daños o lesiones. Algo para lo que todavía faltarían muchos años de pruebas e investigaciones, dado a que todavía se deberían desarrollar organoides de mayor tamaño.

De esta forma, ya sea reestructurando parcial o completamente partes dañadas de los cerebros humanos, se intuye que podría ser el comienzo para poner fin a la pérdida de funciones cerebrales ante accidentes que hoy en día son irremediables. Un reto para el que la medicina, parece, ya se está preparando.