La dinamita y su inventor: Alfred Nobel
La dinamita es conocida en todo el mundo, pero no podemos decir lo mismo de su inventor, que sin embargo también es conocidísimo, Alfred Nobel. Su apellido hará que te preguntes si es el mismo de los premios ¿no? pues lo es. Vamos a conocer más sobre el inventor de la dinamita, que realmente en su origen él lo que quería es que su descubrimiento sirviera para la paz de las naciones.
Historia de un «inquieto» Alfred Nobel
Cuando se hizo mayor de edad, Alfred Nobel viajó a Estados Unidos y estuvo allí estudiando química. Al regresar a Estocolmo, se centró en el desarrollo de explosivos y en la producción de máxima seguridad de la nitroglicerina.
Nobel terminó descubriendo que la nitroglicerina pasaba a ser más segura a la hora de operar con ella cuando era incorporada en tierra de diatomeas. Lo que hizo fue colocar la mezcla en el interior de una capa protectora, todo ello usando un detonador y un fusible.
Todo ello significó que había inventado la dinamita, que en lengua griega significa «poder». En 1867 pasó a ser patentada y se pudieron ver sus efectos en una cantera de la localidad inglesa de Surrey. Los años siguientes fue mejorando el diseño utilizando mezclas de una mayor eficiencia.
En los años posteriores la dinamita pasó a ser muy utilizada por mineros y en la construcción del ferrocarril cuando precisaban atravesar rocas sólidas. Lo que hacía la dinamita era encajarse en agujeros perforados y luego la detonación se realizaba a distancia, lo que hacía que mejorara mucho la seguridad en los sitios donde se efectuaban los trabajos.
Con los premios Nobel evitó la mala fama que pudo haberle dado la invención de la dinamita
Además de los fines profesionales, evidentemente se ha estado utilizando como arma. Cuando el hermano de Alfred Nobel, Ludwig Nobel falleció en Cannes, un diario francés por error publicó el fallecimiento de Alfred y le denominó «El mercader de la muerte ha muerto». Entre los principales logros que tuvo, según el periódico galo, fue encontrar la manera más rápida para poder matar a un mayor número de gente.
Alfred Nobel se sintió mal al pensar que podría ser recordado de esa forma, por lo que pensó en una serie de premios en su nombre, entre los que incluyó el Premio Nobel de la Paz. Cuando muere en 1896, lo que hizo fue legar 1,8 billones de coronas, lo que serían 250 millones de dólares actualmente, para la financiación de los Premios Nobel.
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