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La curiosa razón por la que tienes dolor de cabeza durante el fin de semana

¿Sueles descansar el fin de semana pero no puedes hacerlo como te gustaría porque de repente te coge un fuerte dolor de cabeza? Muchas personas se sorprendente cuando esto les sucede. Durante la semana y en su ritmo de vida habitual no se sufren ese dolor, pero al llegar el fin de semana o también, al principio de unas vacaciones, notamos un fuerte dolor hasta el punto de que nos afecta siempre de este modo. ¿Por qué? Esta es la curiosa razón por la que tienes dolor de cabeza durante el fin de semana.

La razón por la que te duele la cabeza el fin de semana

Los dolores de cabeza se encuentran entre las condiciones físicas negativas más comunes que existen. Sus causas son muchas y pueden tener su origen en las situaciones más dispares. Van desde un golpe de frío hasta su opuesto exacto, es decir, una exposición excesiva al calor. Y mucho más, como el cansancio, el estrés, el ayuno…

Pero también hay un dolor de cabeza muy especial, que llega el fin de semana y que no tiene relación con la ingesta de alcohol. Lo cual sucede puntualmente cuando bebes demasiado, junto con otras graves consecuencias físicas. No, en esta situación el dolor de cabeza del fin de semana encuentra una explicación precisa y específica.

También el dolor suele ser bastante concreto: en las sienes, el cuello ya lo largo de todo el cráneo.

¿Por qué ocurre? La causa desencadenante reconocida como principal, en este caso, se indica en el cambio de ritmo que se produce entre un día normal de trabajo y un día de descanso. El hipotálamo puede sentir estas variaciones en exceso, hasta el punto de reaccionar con la aparición de un dolor de cabeza. Cosa que también ocurre en otras situaciones en las que nuestro reloj biológico sufre alteraciones. Es el caso como ya señalamos, del comienzo de unas vacaciones cuando todavía seguimos acostumbrados por ejemplo a madrugar o a largas jornadas laborales.

Similar a un jet lag o al cambio de hora

De alguna manera es casi lo mismo que se produce con el jet lag que sentimos tras un vuelo largo o tras el cambio de hora entre el horario estándar y el horario de verano y viceversa. Estas son condiciones que nos exponen al estrés. Pero también los hábitos alimenticios que pueden cambiar entre cualquier día de la semana en comparación con el fin de semana pueden contribuir a que no nos sintamos bien.

Un ejemplo efectivo en este sentido es cuánto café se bebe, con la reacción relativa ligada a la cafeína ingerida. La mejor manera de lidiar con esta condición, según los expertos, es simplemente descansar y comer en equilibrio, evitando situaciones estresantes.