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Así son los hijos únicos según la ciencia: no salen bien parados

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Los hijos únicos tienen fama de celosos, mandones y estar acostumbrados a salirse siempre con la suya. Pero, ¿realmente esto es así? Pues bien, aunque es cierto que tienen mala fama, estas características no están vinculadas necesariamente a quienes no tienen hermanos.

Un estudio liderado por Alice Goisis, profesora asociada de Demografía del Centro de Estudios Longitudinales del University College de Londres, revela que hay otros factores mucho más importante que influyen en el desarrollo de los niños, como los recursos emocionales con los que cuentan los padres o la situación socioeconómica de la familia.

«La evidencia, en general, no apoya la idea de que los niños que crecen como hijos únicos tienen una especie de déficit en sus hablidades sociales, comparados con los niños que crecen con hermanos. Estos niños son comparables en términos de personalidad, relación con sus padres, logros, motivaciones y adaptación personal con niños que tienen hermanos», explica Goisis a ‘BBC Mundo’.

Ventajas y desventajas de ser hijo único

A pesar de que algunos estudios muestran diferencias, Goisis asegura que los motivos detrás de las mismas no tienen nada que ver con el hecho de ser hijo único, sino del contexto.

En Reino Unido tener un solo hijo es propio de familias adineradas, y estos niños tienen una salud, tanto física como mental, igual a la de aquellos que tienen hermanos. Por el contrario, en Suecia la norma es tener dos hijos, y los hijos únicos son propios de familias con una mala situación económica. En este caso, su estado de salud sí es peor que la de los niños con hermanos.

Ahora bien, aunque el impacto en términos de sociabilidad y cognitivo entre ser hijo único y tener hermanos no es notable, sí hay algunas diferencias. Linda Blair, psicóloga clínica basada en Reino Unido, señala que una de las principales ventajas es la excelencia lingúistica: «Esto ocurre por el aporte lingüístico de los padres, que no se ve interrumpido por el de otros niños, que tampoco proviene de sus pares, y que es necesario para el desarrollo del cerebro en los primeros 24 o 36 meses de vida».

Claro que no tener hermanos también tiene algunas desventajas. Varias investigaciones muestran que los hermanos pueden protegerse unos a otros cuando existe una relación disfuncional de los padres. En este caso, los hijos únicos se ven «obligados» a buscar figuras de apoyo fuera de la familia, como los amigos cercanos.