¿Por qué se alteran los depredadores con el olor de la sangre?
Quien no ha visto la típica película en la que una gota de sangre del personaje menos importante de la trama se derrama y va a parar al agua. De repente, tiburón, cocodrilo o extraño monstruo de las profundidades queda alertado rápidamente por un sexto sentido que excita cada una de las células de su cuerpo y le vuelve aún más peligroso. Pues bien, desde la Universidad Radbound (Países Bajos) han conseguido determinar el por qué de este fenómeno. Te lo contamos.
Adicción a la sangre
Durante muchos años se ha conocido que casi todos los depredadores tienen un gusto predilecto por la sangre. Una especie de sexto sentido que les avisa de donde está la presa y les vuelve más agresivos que de costumbre. Desde La Universidad de Radbound han decidido investigar más a fondo este suceso determinado que todo se debe a la molécula E2D. Un compuesto químico que se forma cuando las grasas de la sangre se separan al quedar expuestas al aire libre.
Cabe destacar que este tipo de molécula solo puede percibirse cuando existe una herida abierta y la sangre empieza a borbotar. Un descubrimiento basado en el estudio de la sangre de los cerdos salvajes. Todo un reto, ya que se consiguió aislar por primera vez la molécula E2D para su posterior estudio en solitario.
Resultados comprobados
Los creadores del estudio quisieron comprobar el efecto de este compuesto para refutar sus teorías. Para ello embadurnaron el tronco de un árbol únicamente con esta sustancia y los resultados hablaron por sí solos. La gran mayoría de los animales que se encontraban por los alrededores olfatearon la molécula y acudieron rápidamente a mordisquear la corteza del tronco.
Hubo un dato que sorprendió a todos, ya que dentro de este grupo también podemos introducir a las supuestas presas. Animales mucho más inofensivos que los grandes depredadores que al olfatear este compuesto huían rápidamente de la zona. El instinto les hacía indicar que si se quedaban cerca de este territorio acabarían devorados por lo que el E2D producía en ellos el efecto contrario. Sin duda, unos resultados que sorprendieron a todos y que demuestran la capacidad evolutiva de los animales según su posición en la escala alimenticia.
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