Cultura

El sector del libro sobrevive a la debacle cultural provocada por la pandemia de coronavirus

El año 2020 que termina no dejará un buen recuerdo en el sector cultural, uno de los más perjudicados a nivel económico debido a las restricciones de aforo impuestas, y en el que apenas se ha salvado algún departamento como el del libro, donde se han mejorado las previsiones iniciales.

En el aspecto cultural, el año ya comenzó con agitación, puesto que a mediados de enero la RAE hacía público el informe encargado por el Gobierno sobre lenguaje inclusivo en la Constitución española. Las conclusiones fueron que el documento no supondría «grandes cambios y sí algunas modificaciones» para la Carta Magna, fue enviado al Gobierno, y el tema se ha paralizado por el momento.

El mes de febrero traía, en el carrusel de ceremonias y galas habituales de este periodo, unos premios Goya en los que Pedro Almodóvar fue uno de los triunfadores y después el que, posiblemente, fue el último evento más importante en cultura antes de la explosión del coronavirus: la feria ARCO. La directora de la feria –que en 2021 se ha aplazado al mes de julio– ya explicó en una entrevista con Europa Press que «desde el ministerio y la OMS dijeron que se fuera adelante» y cree que se hizo «lo correcto» al celebrar la pasada edición.

La explosión de la pandemia supuso muchas complicaciones para el ministro de Cultura, José Manuel Uribes, quien fue criticado desde diversos sectores al entender que no se estaba haciendo lo suficiente –sobre todo, tras su intervención en la que citó a Orson Welles con su ‘primero la vida y luego el cine’–.

Tras darse a conocer una carta firmada por un centenar de Premios Nacionales de la cultura en el mes de abril, Uribes salió a defender que no estaba habiendo «inacción» por parte de su departamento durante la gestión de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, sino «discreción». Las ayudas comenzaron a llegar a partir del mes de mayo, distribuyéndose prácticamente a todos los sectores en forma de ayudas fiscales o partidas económicas directas o indirectas.

Los toros han sido uno de los sectores más combativos durante este proceso de ayudas, denunciando que sus trabajadores no estaban incluidos en esas aportaciones económicas o fiscales –finalmente, en el mes de noviembre, el Gobierno aprobó ayudas complementarias a la cultura para técnicos y el sector taurino–. También a la vuelta del verano se generó polémica por el aforo en determinadas plazas de toros que podrían no cumplir con las condiciones sanitarias.

Mientras, las cancelaciones de algunos de los principales eventos culturales se iban produciendo poco a poco. Desde la entrega del Premio Cervantes –aplazada finalmente a finales de año, en una ceremonia privada– hasta la Feria del Libro de Madrid o Sant Jordi, pasando por los aplazamientos de fechas en grandes festivales como Mad Cool, el FIB o el Primavera Sound.

Festivales: de mil a cero en 365 días

Por el contrario, al mismo tiempo otros certámenes conseguían poner en marcha sus ediciones, aunque de manera limitada, especialmente en el teatro –Festival de Almagro y de Mérida–. Al mismo tiempo, se abría la puerta a conciertos con más público como el más reciente de Raphael en Madrid, que llegó a reunir a 5.000 personas.

Las librerías, de los primeros establecimientos en reabrir tras el cierre del confinamiento de marzo, han sido uno de los sectores que han conseguido controlar la caída obligada en las ventas. De hecho, el pasado mes de noviembre, con motivo del Día del Libro, apuntaban a una «lenta recuperación del flujo de trabajo y ventas» –aunque con unas pérdidas del 22,5% en los tres primeros trimestres de 2020 respecto al mismo periodo del año anterior–.

La SGAE ha sido otro de los protagonistas de este 2020, ya que inició el año al igual que terminó, con la celebración de una asamblea general para cambiar sus estatutos. Entre medias, un cambio en la presidencia en el mes de mayo –de Pilar Jurado a Antonio Onetti, con una moción de censura de por medio– y la creación de una nueva entidad de gestión de derechos, SEDA.