Cultura

Muere a los 92 años Anouk Aimée, protagonista de ‘La dolce vita’ y ‘Un hombre y una mujer’

La icónica actriz francesa deja tras de si una trayectoria marcada por grandes interpretaciones

La icónica actriz Anouk Aimée ha muerto este martes a los 92 años, dejando tras de sí una trayectoria cinematográfica marcada por grandes interpretaciones como Magdalena en La Dolce Vita, Lola en la película homónima de Jacques Demy, y Anne Gauthier en el clásico romance Un hombre y una mujer, de Claude Lelouch, papel que le valió un Globo de Oro y una nominación a los Oscar. Estas interpretaciones la consagraron como una de las actrices más queridas y respetadas del cine internacional.

Aimée, nacida como Nicole Françoise Dreyfus en París en 1932, impulsada por sus padres, también actores, inició su carrera a los 14 años con La maison sous la mer, de Henri Calef. Desde sus inicios, mostró una capacidad única para encarnar personajes complejos y poéticos, lo que le permitió trabajar con algunos de los directores más destacados de la época. Su primer gran papel llegó con la emblemática película La Dolce Vita de Federico Fellini, donde interpretó a Magdalena junto a Marcello Mastroianni. Esta actuación, seguida por su participación en Ocho y medio, del mismo director, le abrió las puertas del reconocimiento internacional.

La actriz adoptó el nombre artístico de Anouk Aimée siguiendo el consejo del poeta y guionista Jacques Prévert, quien le sugirió que Anouk sólo no sería adecuado cuando tuviera 40 años. «Me sentí halagada cuando encontró Aimée», recordaba la actriz en una entrevista en 2002, cuando recibió el premio César honorífico por su contribución al cine.

De origen madre judía y padre católico, Aimée fue enviada al sudoeste de Francia durante su infancia para escapar de las redadas nazis. Más tarde, se refugió en Morzine, cerca de la frontera suiza, donde compartió pensión con el futuro cineasta Roger Vadim. Estos años de infancia y adolescencia, marcados por el conflicto y la supervivencia, moldearon su visión de la vida y su carrera artística.

Aimée también dejó su huella en el cine de Hollywood. En 1966, su papel en Un hombre y una mujer de Claude Lelouch le valió la Palma de Oro en el Festival de Cannes, el Globo de Oro a la mejor actriz y una nominación al Óscar. La química que compartió con Jean-Louis Trintignant en pantalla se convirtió en una de las más recordadas del cine romántico. Años más tarde, Aimée volvería a interpretar a Anne Gauthier en Los años más bellos de una vida, en 2019, cerrando así un ciclo con Lelouch.

A lo largo de su extensa carrera, Aimée trabajó con directores de renombre como Bernardo Bertolucci, Marco Bellocchio, Robert Altman y Agnès Varda. Sin embargo, no todas sus colaboraciones fueron exitosas. Model Shop de Jacques Demy, en el que Aimée compartió pantalla con un joven Harrison Ford, no logró el impacto esperado, en parte debido a la falta de apoyo de los productores.

Aimée se casó cuatro veces. Su último matrimonio fue con el actor británico Albert Finney, con quien se mudó a Londres y se retiró brevemente de la actuación. Entre sus amores de Hollywood se encontraron figuras como Omar Sharif y Warren Beatty. A pesar de su éxito y glamour, Aimée siempre mantuvo una perspectiva humilde sobre su carrera, afirmando que tuvo mucha suerte y que nunca se tomó demasiado en serio a sí misma, una lección que aprendió de Fellini.

Anouk Aimée vivió sus últimos años lejos de los focos, lamentando que los jóvenes directores no fueran lo suficientemente atrevidos para ofrecerle papeles desafiantes. Sin embargo, su legado permanece en las películas que protagonizó y en el recuerdo de aquellos que la admiraron.

La carrera de Anouk Aimée abarcó más de siete décadas, dejando una huella imborrable en la historia del cine. Su capacidad para interpretar personajes icónicos y su naturalidad frente a la fama la convirtieron en un verdadero icono del séptimo arte.