Cultura

La ‘Gran Noche’ de Raphael en Sevilla

Raphael aparece en el escenario de negro riguroso. Los aplausos no tardan en llegar. Firme e imponente comienza a cantar Aunque a veces duela (2016). Juega con los músicos, que le arropan y no tardan en acercarse a él. Está Loco por cantar. Pero, ¿qué pasará, qué misterio habrá, será su gran noche?

“Señores, sé perfectamente a lo que han venido esta noche”, dice Raphael. Y el público se entrega cuando suena Mi gran noche (1968), una de las canciones más conocidas del artista. Y tras el éxtasis, Raphael muestra su lado más íntimo, comienza a entonar Cómo han pasado los años. Y el público responde. Comenzó su carrera con apenas 14 años y lleva sobre los escenarios 57. Pero quiere más, no está cansado, y sus cuerdas vocales tampoco lo están. “Yo sigo siendo aquel, sigo siendo el mismo, el Raphael de siempre”, apostilla.

Mira fijo a sus fans, y suenan las primeras notas de Digan lo que digan (1968), canción en la que el artista transmite el leitmotiv de su vida. Su movimiento por el escenario es continuo. Pero esto termina cuando aparece una silla de cuero. Toma asiento y su voz no cambia.

Tras terminar la canción, empuja la silla con rabia y da paso a La quiero a morir, tema que interpreta rodeado de sus músicos. Raphael quiere dar Gracias a la vida, que le ha dado tanto. Y lo hace acompañado tan sólo de una guitarra. Los sones latinos inundan el auditorio, y tras sonar una de las canciones más representativas de la carrera de Chabela Vargas, da paso a su homenaje a Carlos Gardel, con Volver. Tras ello, el amor inunda Fibes con Estar enamorado, canción que comparte con su público acercándole el micrófono. Que lo agradece y agasaja al artista con aplausos a compás de tres por cuatro (ritmo de las sevillanas).

El concierto continúa y llega uno de los momentos más esperados de la noche con Escándalo (1992). Consigue aplausos que duran más de tres minutos y los asistentes al concierto permanecen de pie. Raphael, una figura que ha dado lugar a todo tipo de comentarios. Pero, ¿Qué sabe nadie? Con esta canción se emociona, canta con desgarro, contundente, serio. Sale del escenario, vuelve. Los aplausos no cesan, ni los piropos. Y su semblante reflexivo comienza a llenarse de lágrimas. Sus músicos son conscientes y siguen tocando. Y Raphael se viene abajo, pero Sevilla quiere que siga. Y piden más.

El artista, que ya lleva más de dos horas sobre el escenario consiente y quiere despedirse con una de las canciones más especiales de su carrera, aquélla que cantaba con Rocío Jurado; Como yo te amo. “Siempre voy a estar con Sevilla. Hasta el final”, sentencia al final del concierto.