Cultura

El Concierto de Año Nuevo regresa a Riccardo Muti para elevar el legado de los Strauss

Riccardo Muti (Nápoles, 1941) dirige este lunes su quinto Concierto de Año Nuevo al frente de la Filarmónica de Viena, una elección muy aplaudida después de la discutida actuación de Gustavo Dudamel el 1 de enero de 2017. Pese a tratarse de la cita ‘clásica’ más popular, festiva y descargada del calendario, son las batutas veteranas, sobrias y contrastadas las que han dado a esta tradición sus momentos más notables. Por el podio de la Sala Dorada de la Musikverein han pasado en este día los grandes maestros, casos de Hervert von Karajan, Claudio Abbado o Carlos Kleiber, entre otros.

El vasto pero limitado repertorio, basado en la obra de la dinastía Strauss y sus contemporáneos, con tradicionales valses, polcas y que concluyen ‘El Danubio Azul’ y la ‘Marcha Radetzky’, permite sin embargo que cada conductor deje su impronta, siempre con un comportamiento afable y relajado dado que ese día su audiencia es planetaria, en torno a 50 millones de espectadores de hasta en 90 países, y por lo general no tan exigente como la habitual. Quien quiera seguirlo en España tiene que poner La 1 de TVE a partir de las 11:15, por primera vez con los comentarios de Martín Llade, sustituto del fallecido José Luis Pérez de Arteaga, que tantas ediciones ha acompañado con su voz.

Ya se conoce el programa, que arranca con la marcha de entrada de la opereta ‘El barón gitano’, de Johann Strauss hijo, y otros detalles como los lugares de rodaje de las escenas de ballet, que son el Palacio Eckartsau, última residencia del emperador Carlos antes del dinal de la monarquía austro-húngara, y el Hietzinger Hofpavillion, la antigua estación de tren del emperador Francisco José, localizaciones elegidas para recordar el centenario de la muerte de su arquitecto Otto Wagner y del final de la I Guerra Mundial.

Gustavo Dudamel al frente de la Filarmónica de Viena en el Concierto de Año Nuevo de 2017. (Foto: AFP)

La coreografía este año es responsabilidad del italiano Davide Bombana y el vestuario ha sido diseñado por un catalán, el leridano Jordi Roig. Otro factor importante, los arreglos florales, de los que se encargan los Jardines de Viena, se colocan con sumo cuidado desde el miércoles, tratando de sorprender una vez más y de ser un elemento más de belleza en un escenario ya de por sí imponente.

Muti, Verdi, La Scala

En cuanto a Muti, es considerado el heredero más capacitado de Arturo Toscanini y el depositario más leal del legado de Giuseppe Verdi, en realidad del trabajo cualquier autor que caiga en sus manos, si bien el genio de Busseto es su referente humano y musical. «Es nuestra obligación respetar la intención del compositor. Nos lo exigía Verdi. Nos decía que el director de orquesta no debe crear. Eso no significa un acercamiento a la música frío, aséptico, mecánico. Significa que estamos obligados a encontrar y exponer las intenciones del compositor», defendió en una entrevista concedida a El Mundo en 2015.

Su imagen pública es la de un intelectual sereno y sencillo, opinión que seguramente no comparta, al menos en su última parte, la mayoría de empleados que en 2005 votó a favor de que abandonara la dirección de La Scala de Milán tras casi dos décadas o quienes alguna vez le han imputado malas formas al ‘corregir’ a los músicos en pro del equilibrio o la precisión en una interpretación. El año pasado regresó al fin a La Scala, como titular de la Orquesta Sinfónica de Chicago, dando por cerrado el mal trago de una ruptura que ya es imposible conocer el fruto que habría dado de no haberse producido.

Riccardo Muti recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes de 2011. (Foto: Getty)

También es militante, concretamente de la cultura, hasta el punto de llamar la atención al entonces primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi -ocurrió en 2011- tras una histórica interpretación del ‘Va, pensiero’ de ‘Nabucco’ en el Teatro de la Ópera de Roma: «El arte y la cultura italianos son la mejor seña de identidad del país y si no se les cuida y protege, el resultado final sólo puede ser el de acabar con una Italia convertida en patria bella e perdida». Posteriormente, concedió un bis que todos los presentes corearon en un momento de exaltación patriótica y unidad en torno al espíritu de estas palabras.

Nacido el mismo año que el hoy conocido como Concierto de Año Nuevo, Muti comenzó su colaboración con la Filarmónica de Viena, de la que es miembro honorífico, en 1971. Desde entonces, la ha dirigido en cerca de 500 ocasiones. Fue en 1993 cuando dirigió por primera vez este concierto e invitado nuevamente en 1997, 2000 y 2004.