Cultura

Así fue la segunda edición del DGTL BCN: el festival que ama el techno

  • Iñigo Artola
  • Portadista. Redactor de cultura, internacional, política, sociedad y lo que haga falta. Devorador insaciable de series y películas.

Con las expectativas muy altas, el DGTL BCN celebró la segunda edición de su sede en la ciudad española de Barcelona. Exportando desde Holanda el modelo de festival que se impone en el norte de Europa, el DGTL ha conseguido superar las expectativas, y con creces.

El festival congregó, durante el viernes 12 y el sábado 13 de agosto, a más de 30.000 personas en el Parc del Fòrum con un solo propósito: ofrecer una programación exquisita y cuidada que reunió durante 24 horas, 12 horas cada día, a los mejores DJ’s de la escena actual. Cabe destacar, por encima de cualquier otro aspecto, la magnífica distribución del horario. Un horario reflejo del compromiso del DGTL con la calidad musical y que buscaba, y consiguió, fomentar la conexión entre el público con el artista. Las sesiones, con una duración mínima de hora y media y una máxima de tres horas, se sucedían una detrás de otra en los 4 escenarios dejando claro una cosa: el DGTL ama la música electrónica.

Y ese amor, que en otros muchos festivales nacionales se ve eclipsado por el ansia de hacer caja, se contagió por todo el recinto. El público vibró por dentro con sus artistas favoritos, y por fuera gracias al excelente sonido, perfectamente aislados sonoramente unos de otros, pese a estar separados únicamente por contenedores.

Como era de esperar los cabezas de cartel llenaron sus respectivos escenarios. Dixon, Marcel Dettman, Agoria, Maceo Plex, Robert Hood y un larguísimo etcétera de artistas desarrollaron su visión personal del techno y del house y no dejaron descontento a nadie. Mención especial, desde la opinión personal de quien escribe, merece la sesión de Andhim. Sólo pudo asistir Simon Haehnel, la mitad del fantástico dúo alemán que se completa con Tobias Mueller, pero él solo se basto y se sobró para demostrar que su ‘flow’ musical es único e inimitable. Dos horas del tech-house más bailongo sin sacrificar , ni por un segundo, la calidad de la selección musical.

Video resumen del viernes:

Nina Kraviz, con su su techno más berlinés bajo el brazo, fue la encargada de poner el broche final al DGTL. Empezó con un beat potente que fue ‘in crescendo’ a lo largo de las tres horas que duró su sesión. Tres horas en las que los altavoces del escenario Digital amenazaron con reventar, sin llegar a ello ya que estaba todo controlado, mientras la propia Kraviz se rompía con sus eclécticos, y característicos, movimientos de manos y cabeza.

Pero, sin duda alguna, el reclamo más interesante o más original del DGTL eran sus peculiares b2b. El viernes, Jamie Jones b2b Joseph Capriati, y el sábado, Âme b2b Rødhåd. Con estas colaboraciones, los cuatro artistas demostraron su valía en cualquier escenario. Demostraron que la música no entiende de nombres, si no de pasión. Una pasión que traspasó el escenario y se contagió a las miles de personas que presenciaron las actuaciones.

Aunque el grueso del cartel era internacional, el techno nacional también tuvo su representación. Los artistas más imponentes de la escena electrónica actual demostraron al público extranjero, muy numeroso dado el renombre internacional del que goza la marca DGTL, que aquí en España el techno también es algo serio. Y si no, que se lo digan a Cora Novoa que fue la encargada de abrir la jornada del sábado con tres horas para poder explayarse en su faceta más innovadora. Además de la gallega, que derrocha simpatía a raudales, también se lucieron a los platos Sau Poler y Edu Imbernon. Pero el que más público congregó fue, sin duda, John Talabot. Que, aprovechando la ventaja de jugar en casa, no rebajó el listón ni un solo momento regalando una magnífica sesión que seguro estará en los reproductores de más de uno a estas alturas de la semana.

Vídeo resumen del sábado:

Otra de las iniciativas clave de DGTL Barcelona es la militancia a través de su programa Art & Revolution, con el que se persigue hacer del festival un espacio eco­sostenible, reduciendo la huella medioambiental del mismo. Con este objetivo, entre otras decisiones como la de usar vasos reutilizables, el festival no vendió carne durante los dos días. Con el agua que se ha ahorrado, se ha conseguido economizar las toneladas de CO2 necesarias para hacer 51 viajes entre Barcelona y Ámsterdam. Además, en DGTL Barcelona se pudo disfrutar de una programación de arte a la altura de las circunstancias. La instalación estrella fue el túnel lumínico realizado por el colectivo de artistas locales Playmodes, así como un campo de lásers o las instalaciones en forma de satélite que se prendían cada noche para iluminar el recinto.

Ahora toca comenzar la cuenta atrás para la edición del año que viene. Una edición de la que nadie duda lo más mínimo ya que, estos dos años, DGTL BCN ha demostrado saber de música electrónica y se merecen toda la confianza.