Alejandro Sanz llena el Wizink en su concierto más íntimo y especial

Alejandro Sanz
Alejandro Sanz llena el Wizink en su concierto más íntimo y especial

Alejandro Sanz llenó este jueves el Wizink de Madrid en uno de sus conciertos más especiales.

«Soy el hijo de María y de Jesús, el de Alcalá y el de Algeciras. Siempre fui introvertido, tenía miedo, estaba ido. No tuve muchos amigos(…). Jugaba en el barrio por no resultar raro. Jugaba en el barrio pero no encajaba bien con los malos que encajaban en el extrarradio», se le escuchaba narrar mientras se proyectaba en las cuatro pantallas gigantes que rodean el escenario un vídeo del cantante que ya marca el ritmo del show que está a punto de venir: íntimo, personal y sincero.

Tras el vídeo, Sanz salió al escenario exultante, enfundado en un traje verde y con gafas de sol mientras cantaba No es lo mismo, que el público bailó y cantó a pleno pulmón.

Tras el primer tema, el público insistió a un Sanz más intimista con Todo lo que fui es todo lo que soy, durante el que ha dejado ver su semblante serio tras las gafas. Al acabar, todo el Wizink ha coreado su nombre: «Alejandro, Alejandro». De nuevo, llegó la alegría con Deja que te bese, que desató la primera ovación del público, tras hacer especial incisión en el verso «deja que te cuide».

Tras El alma al aire, Regálame la silla donde te esperé y Hoy llueve, hoy duele, Sanz ha cantado la esperada Mi marciana, que el público celebró enérgicamente. Aunque, tras las gafas, el cantante siguió teniendo una mirada algo triste.

Tras la fiesta que se produjo en la pista durante el último tema, el madrileño se dirigió por primera vez al público. Un público que desconocía que la sorpresa más especial de la noche estaba a punto de llegar. Tras deshacerse en agradecimientos hacia sus fans, Sanz aseguró que en la noche de este jueves tenía entre manos «quizá la misión más importante» de su vida. Es entonces cuando subió al escenario su hija Alma, que cumplía años. El Cumpleaños feliz fue una canción más del repertorio, aunque esta vez interpretada exclusivamente por el público, muy emocionado.

La pequeña Alma quedó en el escenario en la siguiente canción, Mi persona favorita, durante la que ha estado permanentemente abrazada por su padre. Antes de abandonar la escena, Sanz le preguntó si quería decir algo al público, a lo que la pequeña respondió: «Gracias por querer a mi padre y apoyarlo».

Pero las sorpresas no acabaron ahí. Poco después, la cantante Nathy Peluso irrumpió en escena entonando Quisiera ser, llenando el ambiente de un ritmo apabullante y derrochando complicidad con el protagonista de la noche. Sobre ella, Sanz destacó su «talento, profesionalidad y pureza».

Después de La fuerza del corazón, Siempre es de noche y Cuando nadie me ve, el público sorprendió con una versión de Contigo, el conocido tema de Sabina.

Looking for paradise fue el siguiente tema, que Sanz introdujo haciendo referencia a su delicada situación actual. «Estamos a un paso del paraíso, siempre, y ahí es donde vamos a avanzar, hacia ese lado, ¿vale? Gracias por estar aquí».

Después, llegó uno de los momentos más esperados de la noche, el Corazón partío, que cantó junto a los niños de la Fundación Alalá, una entidad del barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla.

La última sorpresa la protagonizó un emocionado Dani Martín, con el tema Vivir deprisa. Tras ¿Y si fuera ella? y ¿Lo ves?, Sanz se quedó de pie, frente al público, con la mano en el corazón, y finalizó: «Viva la vida, viva la música y viva Madrid».

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