Cine
Premios Goya 2020

Crítica de ‘Dolor y gloria’, mejor película en los Premios Goya 2020

Pedro Almódovar, el gran adalid del cine español que durante años ha estado, hiciera lo que hiciera, varios peldaños por encima del resto de mortales dedicados al cine ha escalado un par de peldaños más con ‘Dolor y gloria’, una cinta que estrenó en Netflix y que supone el trazo autobiográfico más completo que ha plasmado en su cine.

Además del reparto de la cinta, con sus musas y musos Antonio Banderas y Penélope Cruz, la trama coge la propia existencia de Almodóvar como punto de partida. No es casualidad que Banderas encarne al alter ego fílmico del director, que Cruz y Julieta Serrano (presencia discreta pero continua en la filmografía del manchego) den vida a la madre del cineasta en la edad joven y a las puertas de la muerte. Nada es casualidad en ‘Dolor y gloria’ y por ello le ha valido a Almodóvar el reconocimiento y aplauso que lleva tiempo sin lograr. Completan el reparto Asier Etxeandía, Nora Navas y César Vicente. Hasta tiene un cameo la omnipresente Rosalía como fruto de ese amor que fomentó la celestina Rossy de Palma, una de las ‘chicas Almodóvar’ más eternas.

Banderas interpreta a un director que lleva años retirado del cine aunque sigue creando. Su cabeza continúa siendo un laboratorio de ideas desperdigadas en notas y en documentos en el ordenador. Pero su cuerpo no le acompaña. Siendo aún relativamente joven, su organismo no ha resistido bien los embates del tiempo. Dolores en la columna vertebral, migrañas, respiración fatigosa, andar lento.

Salvador, el personaje en cuestión, dirigió en 1986 su última película, ‘Sabor’, que ahora ha restaurado la filmoteca y quieren volver a proyectar. A partir de esta idea, y a pesar de lo que le cuesta, Salvador se reactiva a sí mismo y recompone partes de su pasado tan alteradas como su organismo. Por ejemplo, la amistad con el actor de aquella película. Una mirada nueva sobre el pasado, porque los ojos cambian pero no los filmes. También hay adicciones, como la heroína fumada. Y un trasvase permanente entre el hoy y el ayer con atisbos de un mañana que se antoja algo mejor.

El Almodóvar de ‘Volver’ vuelve, valga la redundancia,  para exponerse a sí mismo, a través de la autoficción, con una franqueza que es parte indisociable de los últimos años de su obra.