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La verdad detrás de los ooparts: así funcionan los objetos fuera de lugar en el pasado

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Los ooparts, o «elementos fuera de lugar», son objetos arqueológicos que parecen desafiar la cronología y el conocimiento tecnológico de su época. Algunos de los ejemplos más destacados incluyen las Lámparas de Dendera, que algunos interpretaron inicialmente como bombillas eléctricas, pero los egiptólogos las identifican como representaciones simbólicas de serpientes emergiendo de flores de loto. Por otro lado, las figuras Shakōkidogū de Japón, aunque interpretadas por algunos como trajes espaciales, se consideran representaciones de deidades o espíritus de rituales antiguos.

Mientras, las Figuras de Acámbaro, que muestran humanos con dinosaurios, se revelaron como falsificaciones recientes tras nuevas pruebas. Por otro lado, el Pájaro de Saqqara, encontrado en Egipto, podría ser un objeto ceremonial o un juguete, no un modelo de avión antiguo. Finalmente, la Batería de Bagdad, una jarra antigua que se pensó que podría haber sido una pila eléctrica, probablemente era un recipiente para cosméticos o documentos.En contraste, el Mecanismo de Anticitera es un verdadero oopart. Este sofisticado artefacto griego, recuperado del Mar Egeo, funcionaba como una computadora analógica para predecir eventos astronómicos y juegos deportivos, demostrando la avanzada tecnología de la antigüedad.

El fascinante fenómeno de los ooparts

Los ooparts (del inglés «out of place artifacts») son hallazgos arqueológicos que parecen desafiar las cronologías establecidas y la evolución tecnológica conocida. Estos artefactos, que van desde herramientas avanzadas encontradas en contextos geológicos antiguos hasta representaciones inusuales en ruinas antiguas, cuestionan nuestras narrativas históricas convencionales y provocan debate tanto en la comunidad científica como en el público general. Los ooparts, al ser aparentemente descontextualizados, invitan a reflexionar sobre el verdadero alcance de las capacidades tecnológicas y culturales de las civilizaciones ancestrales.

El término «oopart» fue creado por el naturalista e investigador Iván T. Sanderson para describir estos artefactos que parecen fuera de lugar en el contexto temporal y cultural en el que se encuentran. Estos hallazgos abarcan desde objetos que muestran un alto nivel tecnológico hasta descubrimientos en lugares inesperados, lo que genera incertidumbre y cuestiona la linealidad de la evolución cultural y tecnológica.

A lo largo de los años, los ooparts han suscitado tanto fascinación como escepticismo, alimentando teorías no comprobadas sobre la historia antigua y posibles influencias extraterrestres, y creando un espacio para el debate entre la ciencia y las interpretaciones históricas.

Entre los ejemplos más destacados de ooparts se encuentran el Mecanismo de Anticitera, descubierto en el año 1901 en un naufragio cerca de Grecia, que revela un sorprendente nivel de sofisticación tecnológica para su época; las Lámparas de Dendera en Egipto, que inicialmente parecían representar bombillas eléctricas, pero que los expertos interpretan como símbolos mitológicos; y las figuras Shakōkidogū de Japón, que algunos interpretaron como trajes espaciales, aunque la explicación académica las relaciona con deidades o espíritus rituales. También se encuentran las figuras de Acámbaro en México, que mostraban humanos y dinosaurios, pero que resultaron ser falsificaciones recientes.

El estudio de los ooparts destaca la importancia de la ciencia moderna en separar los hechos reales de los mitos históricos. Técnicas como la datación por radiocarbono y la microscopía electrónica permiten analizar estos artefactos con precisión, proporcionando claridad sobre su antigüedad y composición.

Aplicar el principio de la navaja de Ockham, que sugiere que la explicación más simple suele ser la correcta, ayuda a descartar teorías complicadas e infundadas, como intervenciones extraterrestres o civilizaciones perdidas, en favor de explicaciones basadas en el conocimiento actual sobre culturas antiguas.

Los ooparts no sólo despiertan la curiosidad científica, sino que también capturan la imaginación popular, influyendo en nuestra percepción de la historia antigua. Desde documentales hasta teorías de conspiración, estos artefactos reflejan un deseo colectivo de explorar lo desconocido y desafiar las narrativas establecidas.

Este fenómeno subraya la fascinación humana por los misterios no resueltos y por la posibilidad de reinterpretar nuestra historia. En definitiva, los ooparts actúan como catalizadores para la investigación continua, recordándonos que la historia está lejos de ser un libro cerrado y que nuestra comprensión del pasado está en constante evolución.

Batería de Bagdad

Uno de los ooparts más famosos del mundo es un conjunto de jarrones encontrados cerca de Bagdad, datados antes del 226 d.C. Descubiertos en 1936, estos artefactos despertaron gran interés al sugerir que podrían haber funcionado como una especie de pila eléctrica primitiva.

En un primer análisis, se introdujo un electrolito en su interior y se conectó a una lámpara, la cual se encendió débilmente, lo que llevó a algunos a concluir que estos jarrones eran utilizados para generar electricidad.

No obstante, la ausencia de rastros de electrolitos y el bajo potencial eléctrico del sistema, junto con la falta de evidencia de aplicaciones prácticas para la electricidad en esa época, debilitan la teoría de que estos jarrones eran verdaderas pilas eléctricas.

La explicación más aceptada es que estos objetos servían como recipientes para cosméticos o para almacenar rollos escritos, alejándose de la idea de tecnología avanzada.