Ciencia
Descubrimientos

Sorpresón colosal entre los astrónomos: confirman que el planeta que formó la Luna procede del Sistema Solar

  • Manuel Morera
  • Periodista y fundador del pódcast V9, el programa de F1 más escuchado de España. Universidad de Valencia y Radio 3. Anteriormente en ElDesmarque, Levante TV y Las Provincias.

A veces da la sensación de que los científicos están más pendientes de los planetas fuera del Sistema Solar, pero lo cierto es que todavía queda mucho por descubrir en nuestro entorno. De hecho, la principal hipótesis sobre la Luna podría haber cambiado.

Según ha publicado la revista científica Science, los científicos acaban de acotar la verdadera procedencia de Theia, el hipotético planeta que impactó con la Tierra hace 4.500 millones de años y del que nació nuestro satélite natural.

Lo más sorprendente es que, lejos de venir de regiones de la galaxia remotas, parece que el cuerpo se formó en el interior del Sistema Solar, incluso más cerca del Sol de lo que pensábamos.

La teoría del gran impacto que explica el origen de la Luna de la Tierra

La conocida teoría del gran impacto defiende que la Luna se formó tras la colisión entre la proto Tierra y un cuerpo planetario del tamaño aproximado de Marte, denominado Theia.

Como consecuencia del choque, se expulsaron enormes cantidades de materiales al espacio, que acabaron agregándose hasta formar la Luna. Fue entonces cuando comenzó a orbitar alrededor de nuestro planeta.

Aunque este modelo es ampliamente aceptado por la comunidad científica, el origen de Theia ha sido durante décadas uno de los grandes enigmas.

Y es que era difícil determinar si se formó cerca de la Tierra o si procedía de zonas más exteriores del Sistema Solar. Saberlo es esencial para reconstruir cómo se distribuyó la materia en el pasado más remoto.

El cuerpo planetario que originó la Luna se creó más cerca del Sol de lo que pensábamos

Los autores del estudio cruzaron la información isotópica previa de otros elementos y realizaron distintos cálculos para comprobar el balance de masa entre Theia y la proto Tierra.

La combinación de todos estos resultados apunta en una dirección clara: Theia se formó con material aún más cercano al Sol que el que dio origen a la Tierra.

Este detalle cambia de forma sustancial la imagen del gran impacto, que ya no se interpreta como un choque con un visitante lejano, sino como una colisión entre dos cuerpos vecinos del Sistema Solar interior.

En todo caso, serán necesarios más análisis para confirmar definitivamente el papel que jugó Theia, y reconstruir con mayor detalle este episodio de la Luna.

El análisis de las rocas lunares descubre un origen dentro del Sistema Solar

Para arrojar luz sobre este misterio, el equipo científico analizó rocas lunares y terrestres, prestando especial atención a las huellas isotópicas del hierro.

Los isótopos, variantes de un mismo elemento que se distinguen por su número de neutrones, permiten rastrear el lugar donde se formó un cuerpo celeste.

Con el análisis quedó claro que la Tierra y la Luna tienen composiciones isotópicas de hierro prácticamente idénticas. Es decir, tienen un pasado común.

Además, estas coinciden con las de los meteoritos no carbonáceos, un tipo de material característico del Sistema Solar interior. Este resultado es clave, ya que descarta que Theia se originase en regiones externas y refuerza la idea de un nacimiento común en un entorno cercano.

Como nota curiosa, las muestras lunares se consiguieron gracias a las misiones Apolo, lo que añade un valor histórico y científico adicional a la investigación.