Próxima b podría ser altamente habitable

Próxima b podría ser altamente habitable
Próxima b podría ser altamente habitable

Un curioso proyecto en el que trabajaba Stephen Hawking antes de su muerte era poder transferir su mente a una especie de envase tecnológico que a su vez le permitiese viajar al planeta de la estrella Próxima Centauri junto con el excéntrico millonario ruso Yuri Milner en pequeñas naves poco más grandes que un smartphone que viajarían a la cuarta parte de la velocidad de la luz, y es que un nuevo estudio afirma que Próxima b podría ser altamente habitable.

Las últimas noticias que teníamos sobre este aislado planeta junto a su estrella enana roja es que podría estar arrasado debido a la alta actividad del astro, que lanzaría llamaradas contra su posible atmósfera quemando toda posibilidad de que fuera habitable.

Sin embargo, los estudios cambian una y otra vez y los datos van variando cada poco tiempo. En el último que ha tenido como objetivo este exoplaneta a unos 4,2 años luz de la Tierra se ha vuelto a observar que este mundo en la zona habitable de Próxima Centauri de 1,3 masas terrestres podría poseer grandes océanos y resultaría apto para la vida.

Por qué se cree que Próxima b podría ser altamente habitable

El nuevo estudio se ha basado en modelos informáticos que se asemejan a los que se usan en la Tierra para estudiar el cambio climático. Dirigido desde el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, se ha observado que el planeta tiene las condiciones perfectas para mantener agua líquida en su superficie en gran cantidad, por lo que cabe la posibilidad de que albergue organismos vivos tal como los entendemos.

El nuevo estudio ha sido publicado en la revista Astrobiology y afirma que las posibilidades de que pueda ser habitable son muy altas. Eso sí, su posición respecto a su estrella, al ser más pequeña y fría que nuestro Sol, es mucho más próxima, por lo que también muestra altas posibilidades de estar anclado por marea gravitatoria a Próxima Centauri, a la que mostrará siempre la misma cara, tal y como sucede con la Luna y la Tierra.

Antaño se había sugerido que la cara iluminada sufriría altas temperaturas, mientras que el hemisferio oscuro sería muy frío. Aun así, guardaría una pequeña zona en la que al agua podría permanecer en estado líquido en una especie de océano circulante y dinámico que podría transferir calor de forma efectiva a los hemisferios desde la zona ecuatorial. ¿Podría ser cierto? De momento, es el estudio más serio y riguroso del que se dispone.

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