Ciencia
Reflexiones

¿Podría ser que la ciencia sea ofensiva?

Una científica reflexiona a tenor de lo ofensiva que puede ser la ciencia según ciertas interpretaciones

Puede parecer sorprendente, pero, a tenor de la actualidad con la que nos encontramos a diario, debemos afirmar que sí, que podría darse el caso de que la ciencia sea ofensiva. Así pues, aunque muestre datos objetivos que podrán ser rebatidos, confirmados o desechados, mucha gente prefiere no escuchar y directamente negar la mayor.

Así se desprende de una interesante reflexión realizada por la doctora y biotecnóloga Esther Samper, que se realiza a sí misma esta cuestión en concreto aludiendo a ciertos estudios polémicas que combinan investigación y feminismo con machismo.

Y es que, por más que queramos separar unas cosas de otras, a veces es difícil y todo se malinterpreta. Por eso, que un estudio afirme cierta información y datos que no gustan a algunos sectores de la sociedad, por poner un ejemplo, no significa que esos datos sean más o menos ciertos, por más que se quieran malinterpretar, y tampoco quiere decir que las mujeres no merezcan los mismos derechos y oportunidades que los hombres.

Estudios que se malinterpretan provocan que la ciencia sea ofensiva

En concreto, Samper alude a un estudio realizado por dos matemáticos, Theodore Hill y Sergei Tabachnikov. En el mismo, publicado en el medio Mathematical Intelligencer, investigaron algo que no es nuevo, pues otros profesionales se han centrado en ello, la variabilidad de inteligencia entre hombres y mujeres.

En el estudio de Tabachnikov y Hill, la conclusión fue clara. El hombre muestra una mayor cantidad de idiotez, pero también de genialidad. Es decir, hay más tontos y genios masculinos. Dicho resultado lo enfocaron dentro de la hipótesis de variabilidad masculina.

Sin embargo, este resultado que parece normal y hasta sensato, una vez comenzó a difundirse a nivel internacional, se volvió controvertido y polémico. Diversas instituciones rechazaron la publicación e incluso provocaron que algunas instituciones quisieran desaparecer de los agradecimientos del estudio y hasta lograron que Sergei Tabachnikov renunciara a la autoría de la investigación.

Entonces, ¿realmente estamos ante un uso fraudulento y ofensivo de la ciencia? Lo cierto es que, siguiendo el razonamiento de Esther Samper, observamos que no, que simplemente a veces no queremos aceptar los resultados y la propia realidad.

Según cita Samper, la psicóloga Susan Pinker ha ofrecido datos de sus investigaciones en las que se muestra que, por más que se potencien ciertas profesiones entre las mujeres, como la informática o la ingeniería, estas prefieren otras centradas en la atención de las personas de manera mayoritaria.

Sin duda, y nuevamente atendiendo a la reflexión de Samper, ¿no fue Darwin uno de los científicos más brillantes y vilipendiados de su época por sus transgresoras y certeras teorías? A veces cuesta aceptar la realidad.