Momentos vergonzosos en la historia de la ciencia

• Francisco María
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• • 13/07/2024 09:00
  • Actualizado: 13/07/2024 09:00

Pensar que la ciencia es intrínsecamente coherente es una visión simplista. A lo largo de la historia, se han cometido errores y atrocidades en nombre del progreso, más de una vez. Algunos de estos actos no fueron intencionales, mientras que otros fueron premeditados.

A continuación, presentamos algunos de los momentos más vergonzosos de la ciencia, bien sea por los absurdos o extravagancias, o bien por la crueldad con la que se actuó en nombre del conocimiento.

Momentos para olvidar

Los experimentos de Josef Mengele

Josef Mengele fue un médico de las SS nazis en Auschwitz que realizó experimentos horribles durante el Holocausto. Era conocido como el “Ángel de la Muerte”. Estaba obsesionado con los gemelos y trató de rastrear el origen de enfermedades genéticas mediante crueles experimentos con prisioneros.

Mengele también realizó pruebas sin ninguna justificación científica, como la investigación sobre la heterocromía, que implicaba la extracción de ojos de personas vivas y muertas. Además, sometía a los prisioneros a temperaturas extremadamente bajas para estudiar el proceso de congelación.

El Escuadrón 731 japonés

Durante las décadas de 1930 y 1940, el Ejército Imperial Japonés, bajo el mando del general Shiro Ishii, llevó a cabo experimentos médicos y biológicos en civiles. El Escuadrón 731 inyectó a más de 200,000 víctimas virus y bacterias mortales, como la peste y el ántrax.

También realizaron pruebas con gas venenoso y diseccionaron a prisioneros vivos. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos encubrió estos crímenes para convertir a Japón en un aliado durante la Guerra Fría. No fue hasta 2018 cuando se revelaron los nombres de los responsables de esta unidad.

La sal milagrosa

El homeópata estadounidense Charles Wentworth Littlefield afirmaba haber descubierto el secreto de la vida mediante la sal. Al rezar sobre muestras de sales orgánicas y pensar en un pollo, observó formaciones de cristales que supuestamente replicaban la figura del animal.

Littlefield creyó tener poderes telepáticos y publicó un libro donde detallaba cómo la sal podía formar siluetas de animales y humanos en miniatura. Según él, estos cristales eran el origen de la vida en la Tierra. Sus afirmaciones carecían de fundamento científico.

¡Hola homúnculo!

Los alquimistas intentaron crear “homúnculos”, es decir, humanos artificiales diminutos, en sus laboratorios. El médico suizo-alemán Paracelsus, que vivió entre 1493 y 1541, describió en su libro De Rerum Natura un método para crear un homúnculo.

Decía que era posible, a partir de esperma humano, sangre y cuidados específicos durante 40 semanas. Afirmaba haber logrado crear uno de 30 centímetros siguiendo este proceso, aunque su afirmación nunca fue comprobada.

La tragedia de la Mars Climate Orbiter

En septiembre de 1999, la sonda Mars Climate Orbiter, enviada por la NASA para estudiar Marte, sufrió un fatal accidente al estrellarse contra el planeta. Este incidente fue atribuido a un fallo de coordinación entre dos equipos de trabajo dentro de la agencia espacial estadounidense.

La sonda fue diseñada por Lockheed Martin Astronautics, que utilizó el sistema métrico anglosajón (millas). Entre tanto, el Jet Propulsion Laboratory, encargado de los sistemas de navegación, operaba en el Sistema Internacional (kilómetros). Esta discrepancia llevó a que la sonda siguiera una trayectoria incorrecta al aproximarse a Marte. Esto provocó su colisión con la superficie marciana.

El invierno nuclear según Carl Sagan

Carl Sagan publicó en 1983 un artículo en la revista Science titulado “Invierno nuclear: las consecuencias globales de múltiples explosiones nucleares”. Allí planteó la hipótesis de que una guerra nuclear podría desencadenar una densa nube de polvo en la atmósfera terrestre, bloqueando la luz solar y provocando un cambio climático severo.

Sin embargo, la comunidad científica climática expresó escepticismo ante estas conclusiones. En 1990, Sagan hizo una corrección al artículo, reconociendo errores en sus cálculos originales. Señaló que una guerra nuclear total podría reducir las temperaturas globales en aproximadamente 2 grados Celsius en climas fríos, un efecto menos catastrófico de lo inicialmente propuesto.

La teoría de flogisto

Uno de los momentos más vergonzosos en la historia de la ciencia ocurrió en el siglo XIX, cuando la teoría de la flogisto estaba en su apogeo. La teoría del flogisto afirmaba que todas las sustancias inflamables contenían un elemento invisible y misterioso llamado flogisto, el cual se liberaba durante la combustión. A pesar de que esta teoría fue ampliamente aceptada durante décadas, finalmente fue desacreditada por Antoine Lavoisier, quien demostró que la combustión en realidad involucraba la absorción de oxígeno y la liberación de dióxido de carbono.

¿Se hereda la inteligencia?

Otro momento vergonzoso en la historia de la ciencia tuvo lugar en el siglo XX, cuando el psicólogo Cyril Burt llevó a cabo una serie de estudios sobre la heredabilidad de la inteligencia. Burt afirmaba haber realizado investigaciones con gemelos separados al nacer que demostraban que la inteligencia estaba fuertemente influenciada por factores genéticos. Sin embargo, más tarde se descubrió que Burt había falsificado sus datos y que muchos de los gemelos en sus estudios no existían en realidad. Este escándalo sacudió a la comunidad científica y puso en duda la integridad de la investigación de Burt.

Estos son solo algunos ejemplos de momentos vergonzosos en la historia de la ciencia, pero sirven como recordatorios importantes de la importancia de la integridad, la transparencia y la objetividad en la investigación científica. La ciencia avanza cuando se basa en evidencia sólida y se mantiene alejada de sesgos, fraudes y malas prácticas. Es responsabilidad de los científicos y de la comunidad científica en su conjunto mantener altos estándares éticos y no caer en la tentación de buscar resultados que respalden sus creencias preconcebidas.

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