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Los científicos entran en pánico: el núcleo de la Tierra ha cambiado y nos va a afectar

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Durante décadas, los científicos creyeron que el núcleo interno de la Tierra estaba compuesto principalmente por hierro y níquel y tenía un tamaño ligeramente mayor que Plutón. Se suponía que esta capa era estática, pero investigaciones recientes sugieren que es mucho más dinámico de lo que se pensaba: está cambiando su forma y su rotación relativa a la corteza.

Durante mucho tiempo, los sismólogos asumieron que la rotación del núcleo interno era estable y uniforme en relación con la corteza terrestre. Sin embargo, los estudios más recientes revelan que su velocidad fluctúa y, en ocasiones, parece moverse más lentamente que la corteza e incluso detenerse momentáneamente respecto a ella. Este fenómeno se conoce como una «rotación reversa», aunque técnicamente no se trata de que gire en sentido opuesto, sino de que su movimiento relativo cambia de dirección cada 35 años, completando un ciclo de 70 años.

El núcleo interno de la Tierra está cambiando

«El centro de la Tierra es uno de los lugares más misteriosos e inaccesibles. Formado hace más de mil millones de años, el núcleo interno es una esfera sólida con un radio de 1.220 km y originada a partir de la cristalización del hierro procedente del núcleo externo líquido. Es el lugar más caliente de nuestro planeta, con una temperatura de entre 6.000 y 7.000 ºC, superior a la de superficie del Sol. La presión es extremadamente alta, de 3,5 millones de atmósferas», señala Maurizio Mattesini, catedrático de Geofísica en la UCM, en declaraciones a Science Media Centre.

Estudiar una capa situada a más de 5.000 kilómetros bajo la superficie no es sencillo. Para hacerlo, los sismólogos dependen de ondas sísmicas generadas por terremotos que atraviesan el núcleo. John Vidale y su equipo de la University of Southern California analizaron ondas provenientes de terremotos en las Islas Sandwich del Sur, registrados entre 1991 y 2024 en estaciones de Alaska y Canadá.

«Consiste en analizar pares de terremotos («dobletes») que ocurren con años de diferencia pero compartiendo el mismo hipocentro y mecanismo focal. Cualquier cambio permite detectar variaciones en la velocidad de rotación y la forma del núcleo interno». Al comparar las formas de onda de eventos repetidos, pudieron detectar cambios estructurales en la superficie del núcleo interno que no se podían atribuir únicamente a variaciones en la corteza o el manto.

Estas deformaciones podrían estar relacionadas con la convección en el núcleo externo líquido, que ejerce fuerzas magnéticas y mecánicas sobre la capa sólida, o con interacciones con anomalías de densidad en el manto inferior. Aunque aún no se ha cuantificado con precisión la magnitud de estos cambios, se ha observado que ocurren de manera simultánea a las variaciones en la rotación.Estos hallazgos representan un avance significativo en nuestra comprensión de la geodinámica del planeta.

Implicaciones para la Tierra y la humanidad

«Lo que terminamos descubriendo es evidencia de que la superficie cercana del núcleo interno de la Tierra sufre un cambio estructural», explica John Vidale, coautor del estudio y sismólogo de la Universidad del Sur de California.

«Hasta ahora no habíamos podido observar que el carácter turbulento del núcleo externo fundido provocase alteraciones en su vecino, el núcleo interno, en una escala perceptible para el ser humano. Este estudio nos permite ver por primera vez cómo el núcleo externo desordena y modifica la composición del interno. Un análisis más profundo podría llevar a reescribir la historia multidecadal de la rotación diferencial del núcelo interno con respecto al resto de la Tierra», añade Vidale.

Aunque los cambios en el núcleo interno ocurren a profundidades extremas, la interacción entre la corteza, el manto y el núcleo interno produce fluctuaciones que, aunque mínimas, pueden alterar la duración del día en milisegundos. Para la vida cotidiana, estos cambios son imperceptibles, pero en contextos científicos, astronómicos y tecnológicos, una diferencia de milisegundos puede tener consecuencias importantes.

Por otro lado, si los cambios en la rotación y la forma del núcleo interno influyen en la dinámica del campo magnético terrestre, podrían producirse variaciones en su intensidad o incluso ligeros desplazamientos en su orientación. Tales alteraciones afectarían a satélites, redes de telecomunicaciones y sistemas de transporte que dependen de la estabilidad del campo magnético, además de influir en fenómenos naturales como las auroras boreales.

El motivo es que «el núcleo interno sólido de la Tierra desempeña un papel importante en el mantenimiento del campo magnético del planeta. Además, muchos aspectos de la superficie terrestre se ven afectados por el complejo flujo de calor desde el núcleo interno hasta la superficie».

«Nuestros hallazgos no solo muestran que el núcleo de la Tierra no está tan aislado como se suponía anteriormente. Ahora también podemos demostrar que enormes volúmenes de material del manto supercalentado (varios cientos de billones de toneladas métricas de roca) se originan en el límite núcleo-manto y ascienden a la superficie de la Tierra para formar islas oceánicas como Hawái», señala Matthias Willbold, coautor del estudio.