Tareas y deberes: Cómo mantener enfocada la atención de los niños
Tras las semanas de vacaciones de Navidad es posible que nos cueste mantener la atención de los niños para hacer las tareas y deberes.
Los niños han pasado varios días de vacaciones de Navidad y aunque en una entrada anterior ya vimos de qué modo les podemos ayudar a que vuelvan a la rutina escolar, es posible que notes que a tu hijo o a tu hija le cuesta concentrarse o mantener la atención cuando se trata de hacer los deberes o dedicarse a sus tareas. Lo cierto es que no existen reglas de oro para mantener la atención de los niños concentrados en la tarea, sino buenos hábitos diarios. El papel de los padres es importante de modo que veamos cómo ayudarlos.
Tareas y deberes: Cómo mantener enfocada la atención de los niños
Mantener la concentración de los niños e un buen nivel cuando están en casa y conseguir que estén concentrados como si estuvieran en la escuela para hacer sus deberes o estudiar, no es tarea fácil. Más aún cuando han estado en casa muchos días seguidos, tal y como ha sucedido en los últimos meses si a las vacaciones de Navidad, les sumamos que antes estuvieron de vacaciones de verano y todo el confinamiento. Pero hay formas sencillas de acostumbrar a los niños a mantenerse concentrados, al menos durante el tiempo necesario para que puedan hacer sus deberes o para que realicen sus tareas escolares sin que nada les desconcentre.
El mayor problema que tienen los niños y adolescentes en casa es ser bombardeados por estímulos externos que los distraen. Desde móviles o tablets hasta videojuegos, desde la televisión hasta sus juguetes, todo es una causa potencial para descuidar los deberes. Y de la misma forma que es correcto darles tiempo para que disfruten de todo ese ocio, también es correcto obtener el espacio necesario para sus tareas escolares, porque durante el día es posible hacer de todo.
La importancia del descanso
Empecemos por el descanso. Cuando el niño comience a estudiar o hacer los deberes, debe estar fresco y no cansado, de lo contrario no le será posible desempeñarse . Así que el primer paso es conseguir que duerma lo suficiente tanto por la noche e incluso por la tarde, dado que una pequeña siesta tras haber comido no le va mal a nadie.
No hay reglas iguales para todos pero los expertos señalan un mínimo y un máximo: En preescolares, con niños de 3 a 6 años, lo recomendable es que duerman entre 12 y 10 horas al día. Estas horas bajan a 9 mínimo y 12 máximo en niños de 6 a 12 años y un máximo de 10 horas diarias desde los 13 a los 18 años. Es fundamental que, al menos cuando descansan, no haya tablets, teléfonos o el televisor en la habitación.
En cuanto a la siesta, los niños en edad preescolar es mejor que hagan siesta todos los días, pero a partir de los 6 años es posible que se muestren algo reticentes a hacerla. Puedes entonces proponer que nos tumbemos un poco en el sofá viendo la televisión, para descansar tras la jornada escolar y haber comido. Luego será la hora de ponerse a hacer los deberes.
En el caso de que los niños que se quedan a comer en el comedor escolar, posiblemente se salten la siesta por lo que será esencial procurar que duerman las horas señaladas durante la noche.
La importancia de un buen horario y un buen ambiente de estudio
El tema del descanso está ligado al de los horarios: es necesario respetar el ritmo diario adecuado, porque todos tenemos fases en el día en las que nos desempeñamos mejor.
Para los niños puede ser el horario de la mañana, después de un buen desayuno, o la tarde después de una merienda. Sin embargo, las horas posteriores a la comida o la cena no son recomendables: la concentración no estará al máximo. También es fundamental alternar la tarea y el estudio con descansos
Varios estudios también han demostrado cómo tomar descansos breves le ayuda a desempeñarse mejor que aquellos que nunca lo hacen. Entonces, cada veinte minutos de estudio, déjalos desconectar durante 3-4 minutos, sin distracciones y de este modo verás como van a poder rendir mejor.
De la misma forma, intenta crear un ambiente de estudio tranquilo y posiblemente aislado, como si estuvieran en el colegio. La sala debe estar bien iluminada y bien oxigenada, sin ruidos externos que puedan molestar, con el espacio adecuado para hacer todo.
Anima a los niños a estudiar y ayúdalos a organizar sus tareas
Pero también hay una parte que pertenece a los padres y no hay que olvidarla: estudiar para un hijo debe ser visto como un placer aunque sea un deber. Si le empieza a ir mal en la escuela, puede vivirlo como un momento de angustia y por ello debes estar ahí para animarle y apoyarle, además de ayudarle a resolver las dudas que tenga con respecto a los deberes que esté haciendo o lo que esté estudiando. Y de vez en cuando un ánimo y un cumplido, les animará a seguir adelante con su tarea. Las buena palabras son siempre efectivas y en el caso de los niños, cuando vienen de papá o mamá les sirve para motivarse y estar más enfocados con lo que tienen delante.
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