Bebés
Inteligencia emocional

Si tu hijo dice alguna de estas 4 frases, enhorabuena: su inteligencia emocional es más alta de lo normal

Todo padre y madre siente que su hijo es especial. En cuanto comienza a hablar o a dar sus propios pasos, sienten que ya es muy listo o que está espabilado, pero es a partir de que empieza a hilar frases completas que la psicología puede descifrar si un niño tiene inteligencia…emocional.

Y es que si tu bebé, aunque no hable mucho, dice alguna de las frases que ahora te enumeramos, enhorabuena porque puede estar desarrollando una inteligencia emocional muy especial. De hecho, a pesar de que para muchos bebés el lenguaje aún está en construcción, su forma de comunicar lo que sienten (con gestos, protestas, balbuceos o expresiones) puede mostrar ya una sensibilidad emocional fuera de lo común. Hay señales tempranas que indican que un niño comienza a entender y gestionar sus emociones incluso antes de saber nombrarlas. A continuación, te contamos algunas de esas frases (o sus equivalentes no verbales) que podrían revelar que tu hijo tiene una inteligencia emocional más alta de lo normal. Frases que ha recopilado la psicóloga infantil Kelsey Mora y que puede que reconozcas en tu hijo.

«Está bien sentirse triste»

Una de las primeras frases que identifica Mora es «Está bien sentirse triste». Cuando un bebé deja salir su malestar sin reprimirlo, sin intentar aparentar que todo está bien, demuestra algo muy básico pero poderoso: el reconocimiento de sus emociones. En los niños mayores, esta frase refleja aceptación; en los más pequeños, puede traducirse en un llanto claro y sostenido, sin ocultamiento.

Que un bebé no se calme de inmediato con distracciones o juguetes, sino que necesite expresar su disgusto, es una señal temprana de que está aprendiendo a no negar lo que siente. Ese llanto con sentido no es un capricho, sino una forma de autorregulación emocional.

«Necesito un momento para mí»

Parece increíble, pero algunos bebés muestran desde muy temprano la capacidad de autorregularse emocionalmente. Cuando se apartan, bajan la intensidad del juego o buscan un rincón tranquilo, están respondiendo a una sobrecarga de estímulos.

Ese comportamiento equivale a decir «necesito un momento para mí». Es su manera de darse un respiro, de escucharse y recuperar el equilibrio. Si observas que tu bebé se calma solo o busca un entorno más tranquilo, puede que esté desarrollando una conexión muy sana entre su cuerpo y sus emociones.

«¿Estás bien?»

Si ves que tu hijo se acerca a ti cuando estás mal o te nota enfadado y triste y te pregunta «¿Estás bien?» sin más, demuestra algo poderoso: la empatía. Es más no hace falta que lo diga. Si notas que te busca con la mirada cuando no estás bien o que  intenta consolarte de alguna forma, está mostrando una comprensión incipiente de las emociones ajenas.

Tal vez no hable, pero capta tus gestos, tu tono de voz o tu energía. Esa atención especial, ese cambio de comportamiento cuando percibe que algo te pasa, es una de las señales más bonitas de la inteligencia emocional temprana.

«No me gusta esto»

La cuarta de las frases que señala Moura es que diga «No me gusta esto» ya sea frente a una comida o una situación, pero sin entrar en rabieta, demuestra que marca límites pero sin necesidad de perder los nervios.

Reconocer lo que le resulta desagradable y expresarlo de forma clara es un primer paso hacia la asertividad. No se trata de rebeldía, sino de autoestima. Saber decir no, incluso con gestos o miradas, forma parte del desarrollo emocional más sano que un niño puede tener.

«Me equivoqué» y «Tengo una idea»

Las cuatro frases señaladas son las principales del estudio de Moura aunque no las únicas. Quedan otras dos que son «Me equivoqué» y «Tengo una idea» que en el caso de los bebés podría traducirse en gestos de darse cuenta: observar lo que hizo, mostrar frustración si algo no funciona, modificar lo que estaba haciendo, o intentar algo nuevo. Esa curiosidad, esa intención de corregir (aunque rudimentaria) son señales tempranas de que no solo sienten emociones, sino que pueden reflexionar sobre ellas.

¿Y si mi hijo bebé aún no hace nada de esto?

No te preocupes: no hay una edad exacta ni un ritmo único. La inteligencia emocional no se mide en meses, sino en acompañamiento. Lo importante es ofrecerle un entorno donde se sienta comprendido y libre para expresar lo que siente, sin miedo ni castigo.

Algunos consejos útiles para fomentar su desarrollo emocional son: