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Regurgitación nasal en el recién nacido: ¿debo preocuparme?

Cuando alimentamos a un recién nacido, ya sea con leche materna o con leche de fórmula, es normal que este produzca un poco de regurgitación tras haber comido. Algo que hace por la boca, aunque puede darse el caso de que ocurra por la nariz y por ello que nos extrañe, o nos preocupe. Hablamos ahora de la regurgitación nasal del recién nacido y cuándo tenemos que preocuoparnos.

Regurgitación nasal en el recién nacido: ¿debo preocuparme?

La regurgitación es un fenómeno muy común en los bebés, pero cuando ocurre por la nariz lleva a algunos padres a preocuparse. pero ¿es realmente cierto que hay que alarmarse?. El reflujo gastroesofgeo que es lo que conocemos como regurgitación, ocurre cuando parte del contenido del estómago se empuja hacia el esófago y luego se elimina por la boca.

En los niños muy pequeños, esto sucede con mucha frecuencia porque el esfínter esofágico de los recién nacidos aún no está completamente desarrollado y, por lo tanto, puede abrirse espontáneamente incluso cuando no debería. Esto provoca ese característico goteo de baba mezclada con leche que los bebés pueden regurgitar justo después de comer o una o dos horas después de comer (y en ese caso la sustancia que gotea será un poco más «pastosa»).

Puede suceder que junto con los residuos de leche y agua el recién nacido también expulse algunos jugos gástricos, las secreciones presentes en el estómago, y en estos casos hablamos de regurgitación ácida , que puede resultar un poco más molesta para el pequeño. En cualquier caso, este fenómeno suele dejar de producirse a partir de los 8/9 meses de vida.

¿Es peligrosa la regurgitación nasal?

En ocasiones puede suceder que el recién nacido regurgite por la nariz, pero incluso en este caso no hay que preocuparse , ya que muchas veces la causa puede estar en la posición del bebé, en un movimiento brusco o en la demasiada prisa con la que el bebé ese ha alimentado.

El miedo a la asfixia provocado por la regurgitación es de hecho infundado, a menos que existan enfermedades graves que compliquen la situación. Hacer el clásico eructo y dejar que el bebé duerma boca abajo siguen siendo prácticas útiles para facilitar la digestión y mantener a todos más tranquilos.

¿Cuándo deberías preocuparte?

Entonces, si la regurgitación de la nariz no es en sí misma una alarma, ¿hay algún caso en el que sería mejor contactar al pediatra? La respuesta es afirmativa y se refiere a unas circunstancias bien definidas:

Todos estos síntomas, acompañados de frecuentes arrebatos, pueden sugerir la presencia de complicaciones de la enfermedad reflujo gastroesofágico , una condición no grave pero que reduce el apetito e impide una respiración adecuada.

Remedios

Si se confirma el diagnóstico, el médico puede sugerir que se espese la alimentación (tal vez agregando cereales triturados al biberón) o que se mantenga a los bebés en posición vertical durante más tiempo después de la comida. Más raro, pero no excluible, es el uso de fármacos específicos o incluso intervenciones quirúrgicas.