Los miomas uterinos y el embarazo: todo lo que debes saber
Todo sobre los miomas uterinos y si es algo compatible con el embarazo
Esto es lo más consultado sobre los miomas uterinos
Los miomas uterinos son tumores benignos que se forman en el tejido muscular del útero. Afectan a entre el 40 y el 80 % de las mujeres en edad reproductiva y pueden causar diversos síntomas, como sangrado anormal, dolor pélvico, presión sobre otros órganos o dificultad para concebir.
Si tienes miomas uterinos y deseas quedarte embarazada, es importante que conozcas cómo pueden influir en tu fertilidad y en el desarrollo de la gestación. A continuación, te explicamos los tipos de miomas, cómo se diagnostican, cómo se tratan y qué riesgos pueden tener para el embarazo.
Tipos de miomas uterinos
Los miomas uterinos se clasifican según su localización en el útero. Según la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO), los miomas pueden ser:
- Subserosos: se localizan en la superficie externa del útero. Pueden tener una base ancha o estar unidos al útero por un tallo fino llamado pedículo.
- También pueden ser intraligamentarios, es decir, que se encuentran entre los ligamentos que sostienen el útero.
- Intramurales: se localizan dentro de la pared uterina. Si crecen mucho, pueden distorsionar tanto la superficie como la cavidad uterina.
- Submucosos: se localizan en la capa que está debajo del revestimiento interno del útero. Sobresalen hacia la cavidad uterina y la alteran. Son los más raros, pero también los que más problemas suelen causar.
El tamaño de los miomas puede variar desde unos milímetros hasta varios centímetros. Es posible tener más de un tipo de mioma a la vez.
Diagnóstico de los miomas uterinos
La mayoría de los miomas uterinos se detectan en una revisión ginecológica de rutina, mediante un examen pélvico. Sin embargo, este método solo permite identificar los miomas que son lo suficientemente grandes como para ser palpados. Los miomas más pequeños pueden pasar desapercibidos durante mucho tiempo, especialmente si no causan síntomas.
Para confirmar la presencia, el tamaño, el número y la localización de los miomas, se pueden realizar otras pruebas, como:
- Ecografía: Se puede hacer por vía abdominal o vaginal.
- Resonancia magnética (RM): Es más precisa que la ecografía, pero también más costosa y menos accesible.
- Histeroscopia: es una técnica que consiste en introducir una cámara pequeña por la vagina y el cuello uterino hasta llegar a la cavidad uterina. Permite visualizar directamente los miomas submucosos y, en algunos casos, extirparlos.
- Histerosonografía: es una técnica que combina la ecografía con la introducción de un líquido por el cuello uterino hasta la cavidad uterina. Permite distinguir mejor los miomas submucosos del revestimiento uterino.
Tratamiento de los miomas uterinos
El tratamiento de los miomas uterinos depende de varios factores, como el tamaño, el número, la localización, los síntomas, la edad, el deseo de embarazo y las preferencias de la mujer. No todos los miomas requieren tratamiento, especialmente si son pequeños, asintomáticos o no interfieren con la fertilidad o el embarazo.
Los tratamientos disponibles para los miomas uterinos se pueden dividir en dos grupos: médicos y quirúrgicos.
Tratamientos médicos
Los tratamientos médicos se basan en el uso de medicamentos que actúan sobre las hormonas que estimulan el crecimiento de los miomas. Estos medicamentos pueden aliviar los síntomas, como el sangrado o el dolor, y reducir el tamaño de los miomas, pero no los eliminan por completo. Además, pueden tener efectos secundarios, como sofocos, sequedad vaginal, cambios de humor o pérdida de masa ósea. Algunos de estos medicamentos son:
- Anticonceptivos hormonales: pueden ser orales, inyectables, en parche o en anillo vaginal. Contienen estrógenos y progestágenos que regulan el ciclo menstrual y disminuyen el sangrado y el dolor causados por los miomas.
- Dispositivo intrauterino (DIU) de levonorgestrel: es un pequeño dispositivo de plástico que se coloca dentro del útero y libera una hormona llamada levonorgestrel. Esta hormona reduce el grosor del revestimiento uterino y el sangrado menstrual. También puede reducir el tamaño de los miomas submucosos.
- Análogos de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH): son medicamentos que se administran por inyección o por vía nasal y que bloquean la producción de estrógenos y progesterona por los ovarios. Esto provoca una menopausia artificial que hace que los miomas se encojan. Sin embargo, este efecto es temporal y los miomas vuelven a crecer cuando se suspende el tratamiento. Por eso, solo se usan durante un periodo corto de tiempo (de 3 a 6 meses) y como preparación para una cirugía o una técnica de reproducción asistida.
- Moduladores selectivos de los receptores de progesterona (SPRM): son medicamentos que se toman por vía oral y que actúan sobre los receptores de progesterona en el útero. Esto hace que los miomas se reduzcan y que el sangrado menstrual disminuya. Un ejemplo de este tipo de medicamento es el ulipristal, que se puede usar durante un máximo de cuatro ciclos de tres meses cada uno.
Tratamientos quirúrgicos
Los tratamientos quirúrgicos se basan en la extirpación de los miomas o del útero. Estos tratamientos son más efectivos que los médicos, pero también tienen más riesgos y complicaciones. Algunos de estos tratamientos son:
- Miomectomía: cirugía para quitar los miomas y mantener el útero. Depende del tamaño, número y lugar de los miomas. Es para las que quieren conservar su fertilidad o útero. Pero los miomas pueden regresar.
- Histerectomía: cirugía para quitar el útero, con o sin ovarios. Es el tratamiento final para los miomas. Pero implica perder la fertilidad y tener efectos psicológicos y hormonales. Solo es para las que no quieren más hijos o tienen miomas muy graves.
- Embolización de las arterias uterinas (EAU): técnica para bloquear el sangrado de los miomas con partículas pequeñas. Es una opción sin cirugía. Pero puede causar dolor, fiebre, infección, daño en otros órganos o pérdida de la función ovárica. No se sabe cómo afecta a la fertilidad y al embarazo.
Miomas uterinos y embarazo
Los miomas uterinos pueden afectar a la fertilidad y al embarazo de diferentes maneras, según su tamaño, su número y su localización. No obstante, la mayoría de las mujeres con miomas uterinos pueden quedar embarazadas y tener un embarazo normal, sin complicaciones.
Sin embargo, en algunos casos, los miomas pueden interferir con la concepción, el desarrollo fetal, el parto o el puerperio. Algunos de los posibles efectos de los miomas sobre el embarazo son :
- Infertilidad: los miomas pueden dificultar la implantación del óvulo fecundado en el útero, especialmente si son submucosos o intramurales y distorsionan la cavidad uterina. También pueden obstruir las trompas de Falopio o alterar el flujo sanguíneo hacia el endometrio, lo que impide la llegada o la supervivencia del espermatozoide o del embrión.
- Aborto espontáneo: los miomas pueden aumentar el riesgo de aborto espontáneo, sobre todo en el primer trimestre del embarazo. Esto puede deberse a que los miomas compiten por el espacio y los nutrientes con el feto, provocan inflamación o infección en el útero, o causan contracciones uterinas que expulsan al embrión.
- Embarazo ectópico: los miomas pueden favorecer el desarrollo del embrión fuera del útero, generalmente en las trompas de Falopio. Esto puede ocurrir si los miomas impiden el paso del óvulo fecundado hacia el útero o si alteran la motilidad de las trompas. El embarazo ectópico es una situación grave que requiere atención médica urgente, ya que puede provocar una rotura de la trompa y una hemorragia interna.
- Desprendimiento prematuro de placenta: los miomas pueden provocar que la placenta se separe parcial o totalmente de la pared uterina antes del parto, lo que puede causar sangrado, dolor y sufrimiento fetal. Esto puede deberse a que los miomas comprimen la placenta, alteran el flujo sanguíneo hacia ella o provocan contracciones uterinas que la desprenden.
- Restricción del crecimiento intrauterino: los miomas pueden impedir que el feto crezca adecuadamente dentro del útero, debido a que compiten por el espacio y los nutrientes con él, o a que alteran el flujo sanguíneo hacia la placenta. Esto puede provocar que el feto tenga un peso o una talla inferior a lo normal, lo que puede afectar a su salud y a su desarrollo.
- Malposición fetal: los miomas pueden dificultar que el feto se coloque en la posición adecuada para el parto, especialmente si son grandes o están cerca del cuello uterino. Esto puede provocar que el feto se presente de nalgas, de cara, de frente, de hombros o transversal, lo que puede complicar el parto y requerir una cesárea.
- Parto prematuro: los miomas pueden aumentar el riesgo de parto prematuro, es decir, antes de la semana 37 de gestación. Esto puede deberse a que los miomas causan contracciones uterinas, sangrado, infección o rotura de membranas, o a que el feto tiene un retraso del crecimiento o una malposición. El parto prematuro puede tener consecuencias negativas para la salud del bebé y de la madre.
- Hemorragia postparto: los miomas pueden provocar una hemorragia excesiva después del parto, debido a que impiden que el útero se contraiga adecuadamente y cierre los vasos sanguíneos que alimentaban a la placenta. Esto puede provocar una anemia, una hipotensión o una shock hemorrágico, que pueden poner en peligro la vida de la madre.
Cómo prevenir y tratar los miomas uterinos en el embarazo
No existe una forma segura de prevenir los miomas uterinos, pero se pueden adoptar algunas medidas para reducir el riesgo de desarrollarlos o de que crezcan durante el embarazo. Algunas de estas medidas son:
- Llevar una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado y frutos secos, y baja en grasas saturadas, azúcares y sal.
- Evitar el sobrepeso y la obesidad, que pueden aumentar los niveles de estrógenos y favorecer el crecimiento de los miomas.
- Practicar ejercicio físico moderado y regular, que puede mejorar la circulación sanguínea, el tono muscular, el equilibrio hormonal y el estado de ánimo.
- Evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias tóxicas, que pueden alterar el funcionamiento del hígado, el sistema inmunitario y el sistema endocrino, y favorecer la aparición de miomas.
- Evitar el estrés y la ansiedad, que pueden afectar al sistema nervioso, al sistema inmunitario y al sistema hormonal, y favorecer la aparición de miomas.
- Controlar las enfermedades crónicas, como la hipertensión, la diabetes o el hipotiroidismo, que pueden aumentar el riesgo de miomas o de complicaciones durante el embarazo.
- Realizar revisiones ginecológicas periódicas, que permitan detectar la presencia de miomas y valorar su tamaño, su número, su localización y su evolución.
Si se detectan miomas uterinos antes o durante el embarazo, el tratamiento dependerá de varios factores, como el tamaño, el número, la localización, los síntomas, la edad gestacional, el deseo de embarazo y las preferencias de la mujer. No todos los miomas requieren tratamiento, especialmente si son pequeños, asintomáticos o no interfieren con el embarazo.
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