Dispraxia en niños: Qué es y cómo tratar
La dispraxia suele afectar a 6 de cada 100 niños y está caracterizada por una limitación a la hora de ejecutar las funciones motoras.
La dispraxia en niños se corresponde con una dificultad para programar y ejecutar movimientos lo que puede hacer que parezcan «torpes», por lo que se requiere un buen diagnostico para poder identificarla y ofrecer el mejor tratamiento. Os hablamos con más detalle de esta dolencia y también cómo podemos ayudar a nuestro hijo en el caso de qué la sufra.
Dispraxia en niños: Qué es y cómo tratar
Aproximadamente 6 de cada 100 niños padecen dispraxia , un trastorno de la coordinación motora que se caracteriza por la dificultad para planificar y llevar a cabo acciones intencionales. Las consecuencias a veces son leves (el niño simplemente se ve «torpe»), mientras que otras veces las dificultades pueden limitar la vida diaria. Aunque está lejos de ser una dolencia rara, la dispraxia es todavía un trastorno poco conocido : los padres a menudo no tienen información al respecto, no saben qué hacer después del diagnóstico, no conocen las consecuencias y no tienen las herramientas para ayudar a su hijo a ir a la escuela y en casa.
¿Cómo se reconoce a un niño con dispraxia?
La dispraxia se puede confundir con torpeza en un niño que, por ejemplo, no puede atarse los zapatos o abrocharse la chaqueta, tiene dificultades para usar los cubiertos, escribir y dibujar. En algunos casos, las campanas de alarma comienzan muy temprano, con simple observación. A veces, los niños con dispraxia tienen dificultades para armar rompecabezas y jugar a la construcción o juegos de pelota, no se sienten a gusto en las actividades deportivas o tienen dificultades para articular sonidos y construir oraciones. A veces incluso se dan dificultades en las rutinas diarias, como lavarse o recordar lo que hicieron antes y lo que deben hacer después, o es difícil contar un episodio siguiendo un vínculo lógico-temporal correcto por eso es importante comprender las señales y contactar con un experto en caso de dudas.
El diagnostico
La hipótesis más aceptada es que la dispraxia se debe a «una inmadurez de algunos circuitos nerviosos del cerebro». El trastorno parece ser mucho más frecuente en los hombres que en las mujeres: la proporción es de aproximadamente cuatro a uno . La actividad motora, aunque se realice de forma rápida y aparentemente hábil, puede ser completamente ineficaz e incorrecta, a pesar de las funciones volitivas intactas, la fuerza muscular, la coordinación y la voluntad de colaborar. Entonces, ¿cuál es la causa de la dispraxia? ¿Y cuánto pueden influir también los factores ambientales, como el contexto en el que viven los niños con estas dificultades?
Los niños dispraxicos suelen ser muy inteligentes, pero les cuesta organizar la información . Por lo tanto, tienen habilidades, pero no las explotan completamente. Es importante recordar, de hecho, que las dificultades motoras son solo la parte visible , que puede ser notada por un padre o un maestro. En la fase de diagnóstico, mediante pruebas específicas, por otro lado, se pueden indagar en las distintas áreas de aprendizaje, entendiendo si hay otros trastornos específicos asociados, que en la escuela pueden requerir un abordaje diferente.
¿Qué hacer para ayudar a un niño con dispraxia en casa?
Como decimos, en un niño dispráxico, la actividad motora, incluso si se realiza de forma rápida y aparentemente hábil, puede ser completamente ineficaz e incorrecta, por lo que puede necesitar la ayuda constante de padre y madre para hacer cosas como:
- atarse los cordones de los zapatos y abotonarse,
- usar cubiertos,
- escribir y dibujar,
- armar rompecabezas y hacer juegos de construcción,
- jugar con la pelota y hacer deporte,
- articular sonidos y construir oraciones.
A veces, también puede haber:
- hiperactividad y sueño inquieto,
- hipersensibilidad al contacto físico y comportamientos fóbicos,
- fatiga y distracción fáciles,
- dificultad para orientarse en el tiempo y el espacio,
- aislamiento y dificultades para relacionarse con sus compañeros.
Notar cualquiera de estos signos no significa necesariamente que el niño sea dispraxico. Puede ser simplemente que su línea de desarrollo sea un poco más lenta que la de sus compañeros.
Sin embargo, en caso de duda, siempre es mejor contactar con el pediatra para eventualmente realizar el diagnostico apropiado. Al tratarse de un trastorno que afecta a varios niveles de la vida y actividad del niño, las intervenciones deben ser multidisciplinares y referirse a los diversos componentes implicados (motor, verbal, emocional), por tanto: psicomotricidad , logopedia y apoyo psicológico .
El aspecto realmente importante, sin embargo, es que exista una fuerte colaboración entre los terapeutas, la familia y la escuela .
A través de la práctica continua, el niño dispráxico puede adquirir funciones y realizar las actividades de la vida diaria sin gran dificultad. En algunos casos es posible resolver el problema por completo (incluso si todavía hay retrasos ejecutivos), en otros casos, sin embargo, esto no es posible, pero aún es posible encontrar formas de compensar los límites.
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