Bebés

Mi hijo no tiene apetito, ¿qué hago?

Muchos son los padres que se encuentran con el problema de que sus pequeños son reacios a comer determinados platos, lo que supone un auténtico “tira y afloja” entre adultos y menores. Pero también se da el caso de que niños que simplemente no tienen apetito, bien porque están pasando una fase de desgana, que a los mayores también nos pasa, o bien porque cuando se sientan a la mesa consideran que están perdiendo tiempo que podrían aprovechar jugando al fútbol o a la consola.

Si tú tienes un hijo con ese problema, debes tomar medidas para que se alimente correctamente. Por eso, a continuación te damos una serie de recomendaciones que te pueden ser de gran ayuda:

Comer todos juntos

Los horarios laborales pueden complicar mucho que la familia pueda comer sentada y junta alrededor de la mesa. No obstante, a diario hay que intentar que, al menos, la cena se pueda llevar a cabo en unión. Pero no sólo eso. Es fundamental que se sigan una serie de normas al respecto:

Estas reglas son importantes para que la familia no sólo comparta tiempo junta sino también para que hablen de sus cosas. De esta manera, además, el niño podrá distraerse y no estará sólo pensando en que no quiere comer nada más.

Ejemplo paternal y maternal

Como sucede en otros muchos ámbitos, si se quiere que los menores hagan algo los padres son los primeros que deben dar ejemplo. Por eso, si tú quieres que tu hijo coma, que tenga una dieta sana y variada y que respete unas normas en la mesa, tú eres el primero que debe hacerlo.

Por eso, cuando estéis cenando, por ejemplo, no utilices el móvil, come pausadamente y masticando de manera correcta, toma tanto frutas como verduras así como carne y pescado…

Proceso progresivo

Es importante que tengas en cuenta cuando empieces a tomar medidas para que coma mejor que el proceso es progresivo, es decir, que no puedes pretender que pase de nada a todo en un rato. Comienza por ir aplicando esas recomendaciones y verás como, poco a poco, los resultados serán visibles.

Paciencia

Por supuesto, no menos importante es que tengas paciencia. Debes mantener la calma, establecer unas normas y hacer que se cumplan, pero siempre con una actitud tranquila, dialogante y sin levantar la voz. En el momento que le grites a tu hijo, que le presiones para que coma, conseguirás todo lo contrario: que muestre más rechazo aún si cabe a la comida.