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¿Cómo hacer que tu bebé deje de llorar? Los 5 consejos del pediatra Harvey Karp

El pediatra estadounidense Harvey Karp tiene consejos eficaces para que el bebé deje de llorar

Envolver al bebé o mecerle son dos de sus consejos

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Hacer que un bebé deje de llorar puede convertirse en un verdadero desafío para muchos padres, especialmente cuando el llanto persiste sin un motivo aparente. Es en esos momentos de desesperación cuando la frustración y el agotamiento comienzan a apoderarse de nosotros. El llanto es la principal forma de comunicación de un bebé, pero cuando las necesidades básicas han sido cubiertas, el porqué del llanto puede volverse un enigma difícil de resolver. Afortunadamente, existen métodos probados que pueden ayudar a calmar a un bebé que llora, como los consejos del reconocido pediatra estadounidense Harvey Karp.

Harvey Karp ha desarrollado un método revolucionario basado en la comprensión de las necesidades básicas del bebé y en cómo replicar las condiciones que experimentó en el útero materno. Sus técnicas han sido ampliamente adoptadas por padres alrededor del mundo, quienes han encontrado en ellas una solución efectiva para calmar el llanto incesante de sus hijos. Con su enfoque, Karp no sólo ofrece métodos prácticos, sino que también proporciona un marco de referencia que ayuda a los padres a entender mejor el comportamiento de sus bebés. Es importante recordar que cada bebé es único, pero estos consejos pueden ser un punto de partida invaluable para reducir el estrés tanto para el bebé como para los padres. El método de Harvey Karp se basa en cinco técnicas fundamentales, conocidas como las «5 S»: envolver (‘swaddling’), posición de lado o estómago (‘side’/’stomach position’), susurros (‘shushing’), mecer (‘swinging’), y succión (‘sucking’).

Los 5 consejos para hacer que el bebé deje de llorar

Cada una de estas técnicas está diseñada para replicar las condiciones del vientre materno, lo que proporciona al bebé un entorno de seguridad y comodidad. Estas técnicas no sólo son efectivas para calmar el llanto, sino que también ayudan a los padres a establecer un vínculo más profundo con su bebé, entendiendo y respondiendo a sus necesidades de una manera más efectiva y amorosa.

Envolver al bebé: el poder del ‘swaddling’

La técnica de envolver al bebé, también conocida como ‘swaddling’, es uno de los métodos más antiguos y efectivos para calmar el llanto. Esta técnica imita la sensación de seguridad que el bebé experimentó durante los nueve meses en el útero materno. Al envolver al bebé correctamente, ni demasiado apretado ni demasiado flojo, se logra limitar el reflejo de Moro, un reflejo natural que puede despertar al bebé de manera abrupta. Este reflejo, provocado por ruidos fuertes, cambios de temperatura o toques inesperados, puede resultar perturbador para el bebé. Al mantenerlo contenido, el swaddling permite que el bebé se sienta protegido y seguro, lo que reduce significativamente el llanto.

Posición de lado o estómago: la clave para el confort

Otra recomendación crucial de Karp es colocar al bebé en una posición de lado o sobre su estómago cuando esté despierto y bajo supervisión, ya que estas posiciones tienden a calmarlo más rápido. Aunque la posición más segura para dormir es boca arriba, según las recomendaciones pediátricas, durante los momentos de consuelo, mantener al bebé de lado o boca abajo puede aliviar la presión en su estómago y proporcionarle una sensación de confort y seguridad. Esto es especialmente útil para bebés con cólicos o gases, ya que estas posiciones ayudan a aliviar la incomodidad.

Susurros y ruidos blancos: reproduciendo el ambiente uterino

Los susurros rítmicos y constantes son una técnica que muchos padres pasan por alto, pero que resulta extremadamente efectiva. Durante su tiempo en el útero, el bebé estaba constantemente rodeado de sonidos, como los latidos del corazón de la madre o el flujo de la sangre. Reproducir sonidos similares, como el «ssssss» o el «mmmmmm», imita estos ruidos familiares y puede ser muy tranquilizador para el bebé. Además, los ruidos blancos, que son sonidos repetitivos y constantes, como el de un ventilador o una grabación de sonidos de la naturaleza, pueden ayudar a calmar al bebé y a evitar que se despierte por ruidos inesperados.

Mecerse: el arte de balancear

Mecer al bebé es otra técnica que se deriva del entorno uterino. En el vientre materno, el bebé estaba en constante movimiento, lo que lo acostumbró a sentir un balanceo continuo. Reproducir esta sensación a través de un balanceo suave pero constante puede ser muy eficaz para calmar a un bebé inquieto. Ya sea en tus brazos, en un columpio para bebés, o simplemente balanceándolo mientras caminas, el movimiento rítmico recrea la experiencia de seguridad que el bebé conocía antes de nacer. Sin embargo, es importante que este movimiento sea suave y constante para evitar sobreestimular al bebé.

Succión: la calma a través del chupeteo

Finalmente, la succión es una técnica que no solo satisface la necesidad de alimentación del bebé, sino que también activa una respuesta hormonal que lo calma y lo reconforta. Ya sea a través de un chupete, el dedo del bebé o el pecho materno, la succión tiene un efecto casi mágico en muchos bebés. Es crucial, sin embargo, evitar el uso del chupete durante las primeras semanas de vida si estás amamantando, para no interferir con el establecimiento de la lactancia. Una vez que la lactancia está bien establecida, el chupete puede convertirse en un aliado valioso para calmar al bebé.

Es importante recordar que, aunque estas técnicas son muy efectivas, no siempre funcionan de inmediato. La clave está en la paciencia y en la capacidad de los padres para mantenerse calmados. Los bebés son extremadamente sensibles a las emociones de sus cuidadores, y si perciben tensión o ansiedad, es probable que lloren más. Por lo tanto, antes de intentar calmar a tu bebé, asegúrate de que tú mismo estás calmado. Practicar técnicas de respiración y, si es necesario, tomarte un momento para ti mismo, puede hacer una gran diferencia. Recuerda, calmar a tu bebé comienza por calmarte a ti mismo.