Cómo aprovechar el verano para fomentar la inteligencia emocional de los niños
Cómo ayudarles a desarrollar la empatía, la autoestima y la resiliencia aprovechando las vacaciones de verano
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Las mejores películas para enseñar empatía a los niños
La inteligencia emocional se corresponde con la capacidad para reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones así como las de los demás. Se trata de una habilidad fundamental para el bienestar personal y social, que se puede aprender y desarrollar desde la infancia. El verano es una época ideal para fomentar la inteligencia emocional de los niños, ya que se dispone de más tiempo libre, se realizan actividades diferentes y se convive con otras personas.
Fomentar la inteligencia emocional de los niños
A continuación te damos algunos consejos para enseñar a tus hijos a identificar, expresar y regular sus emociones, así como a desarrollar la empatía, la autoestima y la resiliencia, aprovechando que están ahora de vacaciones y seguro que tienen ganas de realizar todo tipo de actividades que a la larga, ayuda en su desarrollo, en este caso emocional.
Identificar las emociones
El primer paso para fomentar la inteligencia emocional es ayudar a los niños a reconocer las emociones que sienten en cada momento y a ponerles nombre. Para ello, se puede aprovechar el verano para:
- Leer cuentos o ver películas que traten sobre las emociones y comentar cómo se sienten los personajes y por qué.
- Jugar a imitar o dibujar expresiones faciales o gestos corporales que reflejen diferentes emociones y adivinar de qué emoción se trata.
- Hablar con los niños sobre cómo se sienten en diferentes situaciones que viven en verano, como ir a la playa, hacer un viaje o conocer a nuevos amigos.
Expresar las emociones
El segundo paso para fomentar la inteligencia emocional es enseñar a los niños a expresar sus emociones de forma adecuada y respetuosa. Para ello, se puede aprovechar el verano para:
- Mostrar a los niños que nosotros también sentimos y expresamos nuestras emociones, tanto las positivas como las negativas, y que no hay emociones buenas o malas, sino formas adecuadas o inadecuadas de expresarlas.
- Escuchar activamente a los niños cuando nos cuentan cómo se sienten y validar sus emociones, sin juzgarlas ni minimizarlas. Por ejemplo, decirles «entiendo que estés triste porque te vas a separar de tu amigo cuando nos vayamos de vacaciones» en lugar de «no pasa nada, ya encontrarás otro amigo donde vamos».
- Animar a los niños a expresar sus emociones con palabras, gestos o dibujos, según su edad y preferencia. Por ejemplo, decirles «¿te has divertido en la playa?» o «¿qué te ha gustado más del campamento?” en lugar de decirle solo «¿te has divertido?».
Regular las emociones
El tercer paso para fomentar la inteligencia emocional es ayudar a los niños a regular sus emociones, es decir, a manejarlas de forma que no les impidan disfrutar de la vida ni les causen problemas. Para ello, se puede aprovechar el verano para:
- Enseñar a los niños técnicas de relajación o respiración que les ayuden a calmarse cuando sientan ansiedad, miedo o enfado. Por ejemplo, respirar hondo varias veces o contar hasta diez antes de reaccionar.
- Fomentar hábitos saludables que favorezcan el equilibrio emocional, como dormir bien, comer sano, hacer ejercicio y evitar el exceso de pantallas.
- Ofrecer a los niños alternativas positivas para canalizar sus emociones, como hacer deporte, escuchar música, pintar o abrazar a un peluche.
Desarrollar la empatía
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender lo que siente y piensa. Se trata de una habilidad esencial para la convivencia y la cooperación. El verano es una oportunidad para desarrollar la empatía de los niños, ya que se relacionan con más personas y conocen otras realidades. Para ello, se puede aprovechar el verano para:
- Fomentar el contacto con personas diversas, como familiares, amigos o vecinos, y animar a los niños a conversar con ellos y mostrar interés por sus vidas.
- Participar en actividades solidarias o de voluntariado con los niños, como visitar a personas mayores, colaborar con alguna ONG o recoger basura en la playa.
- Reflexionar con los niños sobre las emociones y necesidades de los demás y cómo podemos ayudarles. Por ejemplo, preguntarles “¿cómo crees que se siente tu hermano cuando le quitas el juguete?” o “¿qué podrías hacer para que tu amigo se sienta mejor?”.
Desarrollar la autoestima
La autoestima es el valor que nos damos a nosotros mismos y el grado de satisfacción con nuestras capacidades y logros. Se trata de un factor clave para la confianza y la seguridad personal. El verano es un momento propicio para desarrollar la autoestima de los niños, ya que pueden explorar nuevos intereses y retos. Para ello, se puede aprovechar el verano para:
- Elogiar a los niños por sus esfuerzos y logros, tanto académicos como personales, y reconocer sus cualidades y virtudes.
- Fomentar la autonomía y la responsabilidad de los niños, dejándoles elegir algunas actividades o planes, y asignándoles algunas tareas domésticas acordes a su edad.
- Animar a los niños a probar cosas nuevas y a salir de su zona de confort, como aprender a nadar o aprender un idioma, practicar un deporte o hacer nuevos amigos.
Desarrollar la resiliencia
La resiliencia es la capacidad de superar las dificultades y adaptarse a los cambios. Se trata de una habilidad que nos permite afrontar los retos y las adversidades con optimismo y fortaleza. El verano es una ocasión para desarrollar la resiliencia de los niños, ya que pueden enfrentarse a situaciones nuevas o imprevistas. Para ello, se puede aprovechar el verano para:
- Enseñar a los niños a aceptar la realidad tal como es y a buscar soluciones creativas ante los problemas. Por ejemplo, decirles «no podemos ir a la playa porque llueve, pero podemos jugar en casa o ver una película».
- Fomentar el pensamiento positivo y el sentido del humor en los niños, ayudándoles a ver el lado bueno de las cosas y a reírse de sí mismos. Por ejemplo, decirles «no pasa nada si has suspendido una asignatura, lo importante es que puedes recuperarla y tienes el verano para estudiar».
- Apoyar a los niños en sus momentos difíciles y transmitirles confianza y esperanza. Por ejemplo, decirles «sé que estás triste por no ir de campamento con tus amigos, pero estoy aquí para lo que necesites y seguro que otro verano podrás ir».
Como ves, el verano es una época perfecta para fomentar la inteligencia emocional de los niños, una habilidad que les será muy útil para su vida presente y futura. Esperamos que estos consejos te sirvan para disfrutar del verano con tus hijos y ayudarles a crecer emocionalmente.
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