Para comprender el rumbo que ha tomado la psicología en las últimas décadas es imprescindible hablar de Inteligencia Emocional. La sociedad del siglo XXI ha llegado a un modelo en el que considera que las emociones son algo intrínseco a nuestro comportamiento y actividad mental y que, por consiguiente, son algo que debe ser estudiado para entender cómo somos. En resumen, la Inteligencia Emocional es una vía para entender de qué manera podemos influir activamente tanto sobre nuestras emociones como sobre los estados emocionales de los demás. Hoy en COOLthelifestyle hablamos sobre la importancia de la IE en nuestra vida.
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Qué es la Inteligencia Emocional
Seguramente hayas escuchado alguna vez que el Cociente Intelectual es un indicador ideal para medir la inteligencia de una persona y saber si será exitosa en la vida, dada su relación con el desempeño académico y por consiguiente con el éxito profesional. Esta afirmación no es incorrecta, pero tampoco es completamente correcta, ya que nos ofrece una imagen muy sesgada de la realidad.
Las capacidades y las habilidades necesarias para conseguir el éxito no se encuentran únicamente en la lógica y la racionalidad y estas capacidades no son evaluables mediante ningún test. El concepto de inteligencia es mucho más amplio y ahí es donde entra la Inteligencia Emocional.
La Inteligencia Emocional tiene un papel fundamental en nuestra manera de socializar y también, en las estrategias de adaptación. Al fin de cuentas, nos adaptamos a nuestro entorno en función de lo que percibimos de él.
El ser humano es una especie altamente social, por lo que poseemos una importante fuente emocional a través de la cual expresamos nuestro estado y que utilizamos para relacionarnos. No disponer de esta capacidad nos convertiría en seres incapacitados para enfrentarnos al día a día en sociedad.
Las emociones influyen decisivamente en nuestra vida, aunque no nos demos cuenta y ante esta realidad existen personas con un dominio de su faceta emocional más desarrollado que otras, es decir, una mayor Inteligencia Emocional. Por ejemplo, una persona puede ser una auténtica máquina intelectual y a la vez tener una vida emocional nula y, por otro lado, otra persona puede tener capacidades intelectuales limitadas, pero una alta Inteligencia Emocional, tanto, que puede llevar una vida mucho más exitosa, sentimental y profesional que el primero.
Con esto, entendemos la importancia de prestar atención a nuestras habilidades emocionales, ya que pueden marcar nuestra vida y felicidad.
Componentes de la Inteligencia Emocional
Autoconocimiento emocional
Como su propio nombre indica, es el conocimiento de nuestras propias emociones y sentimientos y cómo estos nos influyen, es decir, nuestras capacidades y nuestros puntos débiles.
Autocontrol emocional
Este nos permite reflexionar y dominar nuestro estado interno, para dejarnos llevar por él ciegamente. Con él detectamos y controlamos las dinámicas emocionales. En resumen, saber gestionar nuestro foco de atención.
Automotivación
Es la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, enfocar las emociones hacia metas y objetivos de manera optimista y con iniciativa. De esta manera, dejamos atrás obstáculos fundamentados en la costumbre o en el miedo al futuro.
Empatía
Entender las señales que recibimos de forma no verbal, es decir, de forma inconsciente. Esta capacidad nos ayuda a establecer vínculos más estrechos y duraderos con las personas que nos rodean. Cuanta más empatía, más competencias tendremos relacionadas con la IE.
Habilidades sociales
Nuestra felicidad está íntimamente relacionada con una buena relación con nuestro alrededor y esto pasa por saber comunicarnos y tratar a las personas que nos rodean, tanto si son simpáticas y cercanas como lo contrario. Esta es una de las claves de la IE.
Cómo trabajar la Inteligencia Emocional
¿Y si pudiésemos trabajar todos estos aspectos? ¿Crees que es imposible? ¿Que es innato? Te equivocas, la Inteligencia Emocional se trabaja diariamente, hay personas que lo hacen incluso de forma inconsciente. Es un trabajo que no conlleva esfuerzo alguno y que puedes aplicar a cualquier ámbito y momento de tu día a día.
Lo primero que debemos hacer es identificar nuestras emociones y cuáles son las que provocan distintas situaciones a las que nos enfrentamos. Haz un análisis diario de como te comportaste en situaciones concretas y medita sobre si te hubiera gustado hacerlo de otra manera, cómo y por qué.
Trabajar en grupo también es la forma ideal de potenciar tu Inteligencia Emocional. Analiza a tus compañeros y a las personas que te rodean, interpreta sus gestos y profundiza en sus emociones.
La autoestima es la base de la IE, confía en ti mismo de la misma manera que lo harías en tu madre, en tu padre, en un amigo… Una persona inteligente emocionalmente es aquella que confía tanto en los demás como en el mismo, aquella que aprende a expresar sus sentimientos de forma clara, que les da importancia y que se esfuerza en aprender de los demás, que valora las opiniones ajenas y que no tiene miedo en exponer las suyas.