4 acciones que te distancian de tus hijos
Cuando los hijos vienen al mundo, lo hacen teniendo ya un fuerte vínculo con sus padres, especialmente con su madre pues es la que le ha llevado en el interior durante los nueve meses. Sin embargo, esos lazos afectivos deben mantenerse y fortalecerse a través del cariño, de gestos de amor, de compartir momentos únicos…
Sin embargo, eso no ocurre siempre. En muchas ocasiones, sin darse cuenta, los progenitores realizan acciones que lo único que consiguen es distanciarles emocionalmente de sus vástagos, lo que se traducirá en una relación paterno-filial más distante, más fría…
Si tú no quieres tener que hacerle frente a esa “separación” con tus pequeños, sigue leyendo. A continuación te vamos a dar a conocer algunas de las cosas que pueden estar haciendo que el vínculo que os unía se esté debilitando de manera notable:
1-No pasar tiempo suficiente con tus hijos
El roce hace el cariño dice el refrán y no le falta razón. Eso, trasladándose a la relación padres e hijos que nos ocupa, también es una gran verdad que, en muchas ocasiones, no es tenida en cuenta dadas las características de la sociedad en la que vivimos.
Es completamente cierto que la mayoría de los adultos tienen unas agendas laborales muy apretadas que les impiden pasar todo el tiempo que les gustaría con sus pequeños. Sin embargo, deben encontrar huecos a diario para pasar momentos juntos, para disfrutar de instantes divertidos y emotivos, para conseguir que la relación siga manteniéndose fuerte…Por eso, se aconseja no sólo no cargar con más responsabilidades profesionales de las que corresponden sino también establecer a diario unas rutinas familiares. En este último caso nos estamos refiriendo tanto a compartir siempre todos juntos el momento de la cena, por ejemplo, como a acostar a los niños a diario leyéndoles un cuento.
2-No demostrarles el amor que sientes
Hay personas más cariñosas que otras, eso es innegable. Sin embargo, no es menos cierto que existen individuos que reconocen que simplemente no les gusta mostrar sus sentimientos porque eso les hace más vulnerables o porque sencillamente consideran que no es necesario mostrarlos a quién se quiere porque este ya lo sabe.
No obstante, esa idea hay que desterrarla cuando se trata de la relación con los hijos. ¿Por qué? Porque no demostrarles lo que se les ama, no decirles lo orgullosos que se está de ellos o no darles un beso o un brazo natural y sincero lo único que consigue es que ese vínculo afectivo se vaya resquebrajando. A los pequeños les ayuda, les sube la autoestima y les hace estar felices que sus progenitores no sólo les quieran sino que se lo demuestren. Al hacerlo lo que se conseguirá es que esos menores también dejen constancia a sus padres de todo lo que sienten y eso, no podemos negarlo, a todos nos encanta.
3-No escucharles
Hay muchos adultos que cuando llegan a casa después de una dura jornada laboral lo único que desean es descansar y olvidarse de todo. Y cuando decimos de todo también nos estamos refiriendo a sus hijos, pues dejan claro que no quieren estar teniendo que estar contestando continuamente a sus “¿por qué…?” o que no desean oír las travesuras que han realizado en el colegio.
Esa actitud de aislamiento es un completo error, porque les está llevando a distanciarse de sus pequeños. El hecho de no pasar tiempo con estos y de no escuchar qué les sucede en el día a día irá sentando precedentes y, lo peor, llevará a que dentro de un tiempo no se conozca en absoluto a los hijos, no se sepa qué les pasa, qué les gusta, con qué sueñan, quiénes son sus mejores amigos…
4-Estar continuamente enfadado
Muy en relación con otros puntos anteriores también está este que, del mismo modo, viene a plantear otra situación que aleja a progenitores y menores. En concreto, se refiere a que hay numerosos adultos que, por problemas personales o laborales, se encuentran continuamente enfadados, crispados y sin paciencia. Y eso no beneficia en absoluto la relación con sus hijos, todo lo contrario, la enrarece, la dificulta y la hace romperse por momentos.
Estar gritándole a los pequeños por todo lo que hacen, chillarles cuando intentan contar algo, prohibirles cualquier cosa que pretenden hacer o castigarles por todo sólo supone que el ambiente en casa sea insufrible y que los niños empiecen a pasarlo mal. Estos empezarán a tener baja autoestima, se mostrarán tristes y, lo peor, verán a sus progenitores como unos adultos irascibles, con los que no pueden compartir tiempo, con los que no pueden divertirse y que, en ningún momento, les dan muestras de cariño.
Si quiere mantener siempre una fuerte relación afectiva con tus hijos, no caigas en estos errores.
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