Una treintena de educadores del centro de menores de Es Pinaret denuncia su despido a final de mayo
El proceso de estabilización de plazas provocará su salida el próximo día 31
Sólo podrán volver a final de 2024 aquellos que aprueben un concurso oposición
Lamentan la precariedad laboral que padecen y las agresiones que sufren a diario
Una treintena de educadores sociales y auxiliares educativos del centro socioeducativo de menores de Es Pinaret en Mallorca, adscrito a la Conselleria de Familia y Asuntos Sociales y gestionado por Fundación S’Estel, denuncia su despido a final del presente mes de mayo, como consecuencia de un proceso de estabilización de plazas que se materializará entre este mes y finales de año, en diciembre
Parte de los que ahora finalizan contrato podrán volver a final de año sólo si aprueban el concurso oposición previsto. Los afectados se quedarán en el paro hasta que se resuelva el segundo proceso a final de año y el servicio quedará parcialmente descubierto.
«Nos vamos al paro a la espera de que saquen ofertas o se resuelva el segundo proceso, pero de primeras nos vamos al paro y dejando la atención directa bajo mínimos», señala uno de estos trabajadores.
Los profesionales más afectados dentro de una plantilla de un centenar de trabajadores son los destinados a la intervención directa con los alrededor de 50 internos de este conflictivo centro de menores, en concreto, auxiliares educativos, educadores de centro y educadores sociales.
Es Pinaret, que acoge a jóvenes conflictivos de entre 14 y 22 años, se quedará a partir del 1 de junio en una situación muy delicada, con la plantilla bajo mínimos y con muchos trabajadores que, en lugar de esperar hasta final de año, ya se están marchando a otras entidades. Esto genera una situación de precariedad e incertidumbre que, según los profesionales, es una prueba más de la mala gestión del centro de reforma juvenil.
No se les pagará indemnización hasta final de año
Y, además, con un añadido: a los ahora despedidos no se les pagará indemnización hasta final de año. Así figuraba en las bases del proceso de estabilización, pese a que hay profesionales que acumulan más de una década encadenando contratos, por lo que la indemnización aplazada hasta diciembre tenía que ser cuantiosa.
Como denuncian los afectados, nadie asume responsabilidades. El departamento de Recursos Humanos ya les ha comunicado que no pueden hacer más y la gerencia apunta a lo aprobado en las bases de un proceso de estabilización pactado con los sindicatos.
Esta situación no hará más que aumentar la inestabilidad de un servicio que presenta ratios muy ajustados de profesionales, que tiene como resultado que la atención e intervención con los internos sea prácticamente asistencial. Es decir, los educadores de Es Pinaret pasan sus turnos intentando que los menores no se peleen y agredan entre ellos, más que realizando su trabajo de reeducación y socialización.
Llevan años reclamando el complemento de penosidad
Lo sucedido es un peldaño más en la precarización que padecen estos educadores sociales, que después de años de reivindicación, no han logrado ni siquiera que se les reconozca el derecho a cobrar un complemento de penosidad. Un reconocimiento salarial para compensar las conductas violentas que deben de soportar y las situaciones de riesgo a las que se exponen, agresiones incluidas, por parte de unos internos, la mitad de los cuales son mayores de 18 años.
Los motivos que alega la gerencia para no abonarles este complemento de penosidad es que ya perciben un salario suficiente por el trabajo que realizan. Sin embargo, estos trabajadores explican que cobran lo mismo que los educadores de un centro de protección del IMAS, cuando ellos son un centro de reforma, «lo que conlleva conductas más complejas que gestionar y de mayor riesgo», y perciben menos sueldo que un educador en el Ayuntamiento de Palma.
En los últimos meses se han registrado múltiples agresiones en Es Pinaret. Es el caso de un interno que roció de orina a dos educadoras (una todavía sigue de baja médica por ansiedad), otro le dio un puñetazo a otra, que estuvo de baja con una lesión en la mandíbula, y a diario estos profesionales tienen que soportar toda clase de insultos, amenazas, coacciones, intimidaciones, acumulando un riesgo psicosocial más que significativo.
La dirección de Es Pinaret sólo contempla como agresiones las físicas no las verbales ni las coacciones. Como lamenta uno de los afectados, el sentimiento de injusticia e indefensión es absoluto tanto de los que se van temporalmente al paro, «con una indemnización puesta en pausa que cobramos a final de año», como de los equipos que se quedan en límites indecentes para poder atender a los chavales.
Por último, los educadores de este centro también denuncian la precariedad laboral de los vigilantes de seguridad, tanto en sus condiciones como en el número de personas que hay en cada turno, a su juicio, completamente insuficientes para dar cobertura a las dimensiones de Es Pinaret.
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