OkBaleares

La sotana no tiene bolsillos, pero guarda secretos

Hay entrevistas que uno recuerda por la historia, otras por el café… y luego están las que se graban en un pendrive de 7,95 euros.

Hace un tiempo, dos jóvenes brasileños -tan discretos como de gimnasio- me contactaron con un «tenemos algo importante que contarte». No sería la primera vez que alguien confunde importante con increíble, pero esta vez, lamentablemente, era ambas cosas.

Nos vimos en una cafetería de Gomila. Se notaba en el aire que traían un secreto de los que hacen temblar sotanas. Entre sorbo y sorbo, me contaron que un conocido sacerdote de Palma había llevado el concepto de «vocación» a un terreno… más físico. En su vídeo -que me mostraron con la solemnidad de quien entrega un tesoro prohibido- el reverendo protagonizaba una escena de lo más terrenal, enfundado en su sotana, repartiendo proclamas entre lo místico y lo carnal.

Su predilección, me dijeron, parecía clara: jóvenes fuertes, de apariencia inocente pero con bíceps para bendecir. Un gusto que, según ellos, no era precisamente nuevo. Y, por si fuera poco, algunas fuentes del entorno murmuraban sobre ciertos hábitos que, digamos, poco tenían de espirituales. En resumen: la fe puede mover montañas, pero hay quien prefiere que le muevan otras cosas.

El pendrive con la evidencia duerme todavía en un cajón y en la nube -donde seguramente se confiesa con los servidores de Google- mientras el protagonista sigue en activo, con su cargo y su silencio.

Lo más curioso es que nadie parece sorprendido. Todos saben, todos comentan, pero pocos actúan. Es el gran milagro contemporáneo: convertir la doble moral en dogma.

Y así seguimos: entre sotanas, secretos y sermones sobre la pureza, mientras algunos confunden la confesión con el gimnasio y la penitencia con una cita a puerta cerrada. La Iglesia, decía el veterano Jaume Santandreu, «es una catedral con muchos armarios». Algunos guardan santos, otros guardan recuerdos y otros… pendrives.

Porque si algo ha quedado claro es que la fe no lo explica todo, pero la hipocresía, esa sí tiene respuesta para todo.