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La Playa de Palma, escenario favorito para el turismo de borrachera y la venta ambulante ilegal

Turistas ebrios y vendedores ambulantes ilegales se agolpan en los exteriores de los locales de ocio nocturno

La Associació de Veïns del Arenal lucha por intentar poner freno al desmadre

Hoteleros y restauradores de Playa de Palma exigen medidas urgentes contra el turismo de borrachera

El turismo de excesos sigue siendo un fenómeno que amenaza muchas zonas de la isla de Mallorca. Uno de los lugares donde se padece este turismo de borrachera es la Playa de Palma, incluida la popular calle del Jamón, donde cientos de alemanes se concentran cada día para emborracharse y provocar desmadre.

No hace falta que sean altas horas de la madrugada. La fiesta en el Arenal empieza bien pronto. Antes de que sean las 9 de la noche ya se puede ver a muchos turistas borrachos y los locales de la zona repletos de ciudadanos germanos gritando y cantando. El ejemplo perfecto es la calle del Jamón, el gran epicentro del turismo de excesos de este núcleo vacacional. A las 22.30 de la noche muchos de estos turistas ya se encuentran en mal estado.

En locales como el Veltins Biergarden, Schinkenstrabe o el Bierkönig no cabe ni un alma más. Los litros de cerveza se consumen a velocidades muy altas y el incivismo va creciendo a medida que pasan las horas. Además, hay otro factor a tener en cuenta en la noche de Playa de Palma y es la cantidad ingente de vendedores ambulantes ilegales que se agolpan en los exteriores de los locales de ocio nocturno e intentan aprovecharse de los turistas que se encuentran en mal estado para venderles gafas de sol, diademas de luces y todo tipo de artilugios.

Vendedores ambulantes ilegales en la Calle del Jamón de la Playa de Palma.

Unos hechos que provocan el enfado de los vecinos que viven en la zona y que intentan dormir sin fortuna. La música a todo volumen hace imposible que los residentes concilien el sueño. Desde hace años, la Associació de Veïns del Arenal lucha por intentar poner freno al desmadre. Desde la organización vecinal aseguran que son muchos los turistas que utilizan los bancos o la misma playa para dormir. Y es que cada vez hay más visitantes que ni siquiera contratan un hotel. Pasan 24 o 48 horas en la calle y luego vuelven a su país.

Como no podía ser de otro modo, la suciedad se adueña de las calles y de la playa. Cientos de latas de cerveza, botellas de alcohol y vasos de plástico se extienden por el suelo, dificultando el trabajo de los operarios de Emaya.

Una vez cierran los locales, los turistas se dirigen hacia la playa o los bancos de piedra que se encuentran en primera línea para continuar con la fiesta hasta que caen rendidos. En esos bancos que separan la playa del paseo es donde la semana pasada un turista defecó en la cara de otro que dormía, causando una gran indignación.

El alcalde popular de Palma, Jaime Martínez, pretende poner fin a este turismo de excesos, como llevaba en su programa electoral y prometió en campaña, con planes específicos para modernizar esta zona madura de la isla, que no olvidemos es la mayor zona turística de Baleares, con 33.000 plazas hoteleras y más de 12.000 residentes.

Martínez anunció antes de las elecciones municipales del pasado 28 de mayo, que le auparon a la Alcaldía de Palma, que la zona será uno de los proyectos piloto del Comisionado para la Reforma de las Zonas Turísticas Maduras y Obsoletas.