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Palma 30 y olé

Llegando a esta ciudad, o sea Palma y de Mallorca para más señas, por la autopista de Llucmajor, junto al Palacio de Congresos luce con todo su esplendor una pancarta que reza tal que así: Palma 30. Vaya, por fin ha llegado uno a una urbe moderna, civilizada, libre de ruidos y contaminación y, sobre todo, respetuosa con las normas de circulación. En fin, una maravilla

¿Realidad o ficción? Pronto se descubrirá que todo lo contrario, Palma es una ciudad con una circulación caótica en la que se circula sin orden ni concierto y sobre todo muy lejos de la pregonada y deseada Palma 30. Una ciudad que, siguiendo el faro que nos ilumina, o sea la providencial presidencia de Sánchez, ocurre exactamente lo contrario de lo que se afirma o, en todo caso, para suavizar esta afirmación, se cambia de opinión y donde se dijo Palma 30 pasó a convertirse en unas calles con velocidades que generalmente duplican estas cifras.

Sin ir más lejos, la vía frente a la Catedral. Pero aquí tenemos el ejemplo más emblemático de cuanto suceda en Palma: las Avenidas. Por ellas se circula en muchos tramos a velocidades que sobrepasan cualquier situación normal y esto es definitorio de lo que ocurre en el resto de la ciudad. Los autobuses de la EMT se lanzan a velocidades que superan los 60 kilómetros induciendo al resto de vehículos a emularlos. Total, un desbarajuste circulatorio con permiso municipal y, si acaso, también de la jefatura de tráfico. Y todo esto ocurre en las principales vías de la ciudad donde no sabe uno ya a qué velocidad circular. Aunque a una mayoría parezca que tampoco le importa.

Así se llega hasta donde hemos llegado. Una Palma donde, excepto su casco antiguo, por razones obvias entre las cuales existen los acires, hace falta reconducir, racionalizar y pacificar el tráfico. De otro modo esta situación se deteriora cada día un poco más. Y ya es suficiente.

MIÉRCOLES: EN LA EMT A LO LOCO. Recientemente se recordaba que los autobuses del Ayuntamiento de Palma o sea la EMT hablan en catalán barcelonés como si circularan por la Diagunal, pero esto no es lo que al parecer molesta. Lo que sí molesta más, que digo molesta, jode mucho, es que algunos chóferes, aunque afortunadamente no sean la mayoría, vayan circulando con el pasaje del interior de su vehículo dando tumbos por las frenadas y arranques con la que van conduciendo.

Hete aquí un ejemplo, pero hay muchos más. Autobús 20 un día a media mañana, entre paradas y arranques sin la lógica y necesaria suavidad, el pasaje tuvo que andar fuertemente agarrado donde pudo para no verse despedido de una parte a la otra del vehículo y en algunos tramos -carretera de Valldemossa- se lanzó luego a correr superando velocidades absolutamente inadecuadas. Mismo día, a media tarde y evidentemente con distinto conductor. Un mismo trayecto con una conducción suave, respetuosa sin vaivenes, paradas bruscas o arranques inadecuados. Diferencia: de la noche al día.

¿Sería mucho pedir que algunos conductores condujeran de forma algo más racional sin atormentar y torturar, es un decir, al pasaje que llevan dentro de su vehículo? Ya se sabe que de momento se viaja gratuitamente en la EMT, pero no hace falta vengarse del usuario por no poder cobrar.