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El Mallorca y Arrasate se examinarán el viernes ante el colista

La horrible segunda parte de ayer en Soria confirma la crisis defensiva del equipo

Ha encajado seis goles en los tres últimos partidos que ha disputado

El Mallorca y Arrasate se examinarán el viernes ante el colista. La decepcionante eliminatoria de ayer en Copa ante el Numancia, pese a la clasificación, volvió a poner al equipo en el ojo del huracán, especialmente en cuanto a su rendimiento defensivo. Seis goles ha encajado en los tres últimos partidos y está entre los que más reciben de la categoría. Es un problema que está ahí y ante el que resulta imposible darse la vuelta. El técnico debe solucionarlo cuanto antes o él mismo puede pagar las consecuencias.

Con un solo punto de ventaja sobre posiciones de descenso, el Mallorca se juega el viernes en el Carlos Tartiere gran parte de su credibilidad. El partido es una verdadera final para los asturianos, que en caso de ganar se quedaría a un solo de punto de distancia de los bermellones. De ahí la enorme importancia del choque, que debe suponer un punto de inflexión para encarar la recta final de 2025 con dos partidos más de Liga y otro de Copa, cuyo rival se sabrá el próximo martes tras el sorteo.

El estadio del Oviedo no es una plaza que se le dé mal al Mallorca, que no juega ahí un partido de Primera División desde el año 2000 (empató a uno), pero las estadísticas son sólo una referencia ante la importancia del choque para ambos equipos, muy conscientes de lo que hay en juego. Arrasate seguirá sin poder contar con Leo Román ni Lato, pero en cambio ya tiene operativo al 100×100 al albanés Kumbulla, que de hecho fue titular ayer en la Copa, aunque lo cierto es que notó la inactividad y tuvo que ser sustituido en la segunda parte tras salir en la foto del primer gol del Numancia.

La opción de jugar con tres centrales es de hecho una posibilidad dada la fragilidad defensiva que ha demostrado el equipo en los tres últimos partidos. Así, Kumbulla podría jugar junto a Valjent y Raíllo, aunque eso obligaría a sacrificar a algún delantero, con Mateo Joseph como el principal damnificado.