La Justicia Balear veta la querella de tres policías contra el fiscal que llorando dejó escapar a Cursach

El fiscal Tomás Herranz intentó desacreditar el testimonio de los tres agentes que incriminaban a Cursach

Les acusó de haber recibido sobornos, de obstrucción a la Justicia y de mantener relaciones íntimas con el fiscal instructor

Los tres policías intentaron presentar una querella criminal por injurias contra Herranz pero la Audiencia lo ha impedido

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Miquel Ángel Font

La Audiencia de Baleares vetó la querella criminal contra el fiscal Tomás Herranz que intentaron presentar tres agentes de la Policía Local de Palma por injurias y calumnias vertidas durante el juicio del caso Cursach. Herranz es el fiscal que tras acusar de 15 delitos al empresario de la noche mallorquina Bartolomé Cursach le exculpó de todos durante la surrealista última sesión del juicio. El fiscal Herranz rompió a llorar al tiempo que pedía disculpas al capo Cursach por haberle acusado.

Los agentes de la Policía Local que han visto frustrado su intento de actuar contra el fiscal Herranz fueron testigos clave de la propia Fiscalía en el juicio contra Cursach, pero inexplicablemente en un momento dado de la vista Herranz hizo lo posible para desacreditar el testimonio de estos agentes imputándoles toda una serie de hechos delictivos. 

En concreto, el fiscal Herranz les acusó de hechos tan graves como haber recibido sobornos, de haber realizado actos de presión sobre locales de Cursach, de falso testimonio, de obstrucción a la justicia, e incluso de haber mantenido una relación íntima con el fiscal instructor, Miguel Ángel Subirán.

Los agentes de la Policía Local de Palma denunciaron al fiscal Herranz por injurias y calumnias ante la Fiscalía General del Estado, que desistió de tramitarla comunicando a los denunciantes que en cumplimiento de la normativa debían solicitar autorización al tribunal del caso Cursach para presentar la querella al tratarse de unos hechos que sucedieron durante el juicio.

El fiscal Herranz hizo las acusaciones contra los tres agentes durante la lectura del informe de conclusiones del juicio y antes de exculpar entre lágrimas a Cursach y los demás acusados. Sucedió esto el 30 de noviembre de 2022. Los agentes acusados por Cursach presentaron al tribunal la solicitud de querella el 8 de febrero de 2023.

Según ha podido conocer este medio de fuentes judiciales, muchos meses después, el 28 de noviembre de 2023, el tribunal contestó que no autorizaba la presentación de la querella. Los tres policías presentaron un recurso contra esta resolución y el 29 de noviembre el tribunal resolvió de forma definitiva no autorizar la presentación de la querella. Lo hizo un día antes de que el caso prescribiera, lo que dejó a los tres agentes sin capacidad para reaccionar. Ahora, para defender su honor, no tienen otra vía que acudir al Defensor del Pueblo o presentar una queja ante el Consejo General del Poder Judicial.

Toda la historia de las acusaciones de Herranz contra los tres agentes de la Policía Local y el posterior intento de presentar una querella por injurias, está plagada de hechos inexplicables. No se entiende que la Fiscalía General del Estado desistiera de actuar, no se entiende que el tribunal tardara casi un año en contestar la solicitud de querella y que la dejara prescribir y no se entiende, entre otras cosas, que a pesar de las graves acusaciones, que los agentes califican de «totalmente falsas», el fiscal Herranz ni solicitó que se dedujera testimonio, ni formalizó acusación alguna contra los policías.

Objetivo: salvar a Cursach

Por todo ello, los policías denunciantes consideraron en su momento que el único objetivo de Herranz era desprestigiarles para salvar a Cursach utilizando para ello calumnias e injurias.

En su escrito a la Fiscalía General del Estado, los testigos policiales sostenían que unas acusaciones de tal gravedad, realizadas sin el más mínimo atisbo probatorio, al contrario, faltando a la verdad, realizadas en sede judicial, y de manera notoriamente pública y realizadas por un fiscal enviado especialmente por la Fiscalía Especial contra la Corrupción para asistir al juicio, con la resonancia mediática que ha tenido, «supuso una humillación y un desprestigio tan grave a nivel personal y profesional, que puede conllevar unos daños irreparables al buen nombre, prestigio y reputación tanto personal como profesional de los denunciantes».

Los agentes incidían en su escrito remitido a la Fiscalía que venían denunciando casos de corrupción desde el inicio de la causa, y que durante el desarrollo del juicio oral, «fueron interrogados por parte de las defensas sobre cuestiones por completo ajenas, obviando que en el procedimiento en cuestión se enjuiciaba una pieza separada derivada de unos hechos denunciados en el año 2013».

Unas preguntas que, al parecer, iban encaminadas a acreditar algún tipo de entente o de intereses confluyentes con terceras personas, por lo que consideraban que el fiscal Herranz «promovió que los testigos pasaran a ser considerados más bien como delincuentes».

Finalmente, acusaban al fiscal «de imputarles delitos sin prueba alguna para desacreditar sus testimonios», como el hecho de que afirmara que «realizaban actos de acoso contra locales de Cursach, alegando que se sobrepasaban los fines que realmente tenían dichas actuaciones policiales, pretendiendo darle un matiz injurioso, denigrante y completamente desproporcionado».

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