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PRIMERA LÍNEA

La extrema izquierda no quiere que se le acabe el chollo

En asuntos referidos a la cooficialidad de lenguas en Baleares lo pertinente es la estricta aplicación de la Ley, siendo la Constitución y el Estatuto unas normas superiores a las que se deben ajustar los reglamentos que se deriven llámense Ley de Normalización, Decreto de Mínimos o como se llamen. Lo pertinente nos refiere «perteneciente o correspondiente a algo» y deriven hace alusión a «tener su origen en otra cosa». En ambos casos, dos palabras avaladas por el diccionario de la RAE. En su columna del martes 16, Bieito  Rubido, director de El Debate, eleva a titular lo que es obvio entre nosotros: «Nuevos derechos contra derechos fundamentales». Viene ocurriendo aquí.

Si como ciudadanos, que no súbditos, fuésemos capaces por un momento de descalzarnos la boina acrítica y nos parásemos a pensar qué consecuencias tiene el hecho de aprobar derechos, contrarios a derechos fundamentales, es lógico concluir que estaríamos asistiendo a un retroceso de las libertades en línea con la sacrosanta corrección política, que consagra un derecho aquello que se aprueba, pese a ir contra natura, a pesar de violentar leyes de rango superior generando una incompatibilidad legal, o sea inseguridad jurídica.

El Estado de las Autonomías, con el paso del tiempo, ha demostrado que la cooficialidad de lenguas en regiones bilingües ha degenerado en auténticos reinos de taifas, por tanto, territorios proclives a la castración idiomática por la vía de los hechos consumados, independientemente del color político de quien gobierna. Porque sabido es que en Baleares históricamente el PP sí se ha alineado con las tesis separatistas tendentes a erradicar el castellano.

Un proceso que se ha venido acelerando desde 1999 con el primer Govern del Pacte de Progrés, gracias a que previamente el PP había dado su visto bueno a la Ley de Normalización (1986) y también al Decreto de Mínimos durante la primera legislatura de Jaume Matas (1996-1999). Y por si fuera poco se produjo en enero de 1998 la transferencia completa de la educación no universitaria, mientras el PP seguía por poco tiempo más en el Govern.

Precisamente data de 1999 el ingreso en el sistema público de educación de un millar de docentes con el Decreto de Ampliación de Servicios, siendo el conseller de Educación el independentista del PSM Damià Pons. Auténtico coladero de pesemeros con las consecuencias conocidas, entre ellas aquella concentración anti TIL donde salieron a la calle el 2013 –dicen- las 80.000 camisetas verdes, tanto de la enseñanza pública como de la concertada, que se considera el punto álgido en el conflicto por la política lingüística y que tanto temor o terror le causa al PP postularse por regresar a la normalidad.

Imagino que siguen sin llevar la boina acrítica y que se han puesto a pensar qué estaba pasando en realidad. Pues que la batalla había sido ganada por el Departamento de Filología Catalana de la UIB, tan servil de la Generalitat de Cataluña y de donde salieron y lo siguen haciendo los docentes baleares, con el añadido del negocio multimillonario de la inmersión lingüística.

En cierta ocasión, Radio Exterior de España, dependiente de RNE, solicitó entrevistar a un ilustre filólogo mallorquín –omitiré el nombre- para hablar de un proyecto de investigación que llevaba a cabo en Mallorca. Recibí el encargo, desde la dirección de REE. Sentados en el estudio, el filólogo me pidió garantías de que en España no se iban a escuchar sus declaraciones en castellano. Le aseguré entonces que era para una emisión en onda larga no audible en España. Se tranquilizó y empezó la entrevista en castellano. Pero omití decirle que los equipos de emisión de REE, eran ya anticuados, y que por lo tanto la audición también podía seguirse en España. Los americanos llevaban un tiempo queriendo comprarlos para un museo de la radio.

El asunto que verdaderamente importa es que la negación del castellano se remonta, de manera inclusiva y ferozmente militante, desde 1999; hace por lo tanto un cuarto de siglo. Así que el negocio multimillonario bien valía la oposición frontal; ferozmente frontal. ¿Siguen ustedes sin la boina acrítica? 

Esta legislatura seguramente por presiones de Vox aparecen esos primeros indicios de reversión que priorizan el sentido común, pese a la complicidad sistémica del PP. Algo por completo realmente sorprendente. El PP lleva tiempo claudicando, probablemente por un complejo de inferioridad.

El centroderecha, eso que la extrema izquierda engañosamente llama ultra y fascista, en absoluto persigue al catalán y sí apuesta por el bilingüismo a  imagen y semejanza de principios constitucionales y estatutarios. ¿Qué hay de demoníaco en ello? Durante un cuarto de siglo la extrema izquierda se ha empleado a fondo en erradicar el castellano de nuestro día a día, sea por la vía de la prohibición, de la coacción e incluso poniendo multas que no se sostienen. Lo que verdaderamente teme la extrema izquierda indepe es que se le acabe el chollo, o sea, su negocio multimillonario. No les importa, para nada, la convivencia en plenitud, la cooficialidad. Buscan provecho, punto pelota. Hasta el ball de bot lo han arrinconado, para abrazar els castellets y mira por dónde, importados por el alcalde del PP, el gironés Joan Fageda.  

En efecto, como afirma Bieito Rubido en su columna del 16 de diciembre, hablamos de Nuevos derechos contra derechos fundamentales y eso no se corresponde en absoluto con una democracia occidental. Ahora sí, queridos lectores, es momento de volverse a calzar la boina acrítica. Es lo que hay.