OkBaleares
CRÍTICA MUSICAL

Emocionado tributo de Gino Castelli a la balada italiana del siglo XX

El cantante siciliano ha regresado por segundo año consecutivo al Festival Internacional de Música de Deià

Es un embajador de aquel legado de la canción ligera italiana

Gino Castelli, nacido en Palermo y las últimas tres décadas reivindicando desde Hamburgo la música ligera italiana del siglo XX, para ser exactos el milagro de la musica leggera que dominó la escena internacional durante dos décadas, los 50 y los 60 principalmente, ha regresado por segundo año consecutivo al Festival Internacional de Música de Deià, para transmitirnos la vigencia de aquellas celebradas baladas y que permanecen en la memoria colectiva. Pianista, vocalista, compositor y productor, Gino Castelli viene a ser un embajador de aquel legado de la canción ligera, que arranca a inicios del siglo XX, aunque no será hasta la década de los años 40 que consiga su prodigiosa expansión por el continente europeo principalmente. 

Me llamó especialmente la atención su presencia en el Festival de Deià el año pasado, al ser el protagonista de la incorporación de la casa de Robert Graves a los múltiples escenarios que conforman el paisaje de este festival, que inició su andadura rindiendo tributo a la música clásica, y conforme ha evolucionado las últimas ediciones comandadas por Alfredo Oyágüez en su condición de director artístico, ha ido abriéndose a nuevos estilos y también a nuevas expectativas. Este 2024, Gino Castelli ha regresado para agrandar su popularidad entre nosotros al advertir en él la transmisión del espíritu de aquellas baladas de antaño, En él identificamos plenamente el ánimo de los pretéritos baladistas, sabiendo transmitir el espíritu de aquellas canciones. 

Probablemente sea Adesso tu (2008) su álbum que mejor nos transmite el espíritu de aquel legendario cancionero que es patrimonio, entre otros, de Jimmy Fontana, Renato Carosone, Domenico Modugno (¡qué grande fue!), Peppino di Capri, Pino Donaggio, Ornela Vanoni, Mina (también que gran estrella fue, hoy en riguroso retiro), Iva Zanichi. Bobby Solo, Toto Cotugno y Marino Marini. En este listado no están todos los que fueron pero sí están todos los que han sido. Gino Castelli, su habilidad de meterse en su piel, le transforma en gran referente de aquel legado porque sabe transmitirlo con intensidad y convicción, llegando directamente al corazón del público.

En la presente edición Castelli se ha acercado al archipiélago para ofrecer dos conciertos benéficos en Ibiza y Formentera (la expansión del Festival de Deià es una ejemplar y auténtica osadía), y previamente desplazarse a la isla de Mallorca, donde ha ofrecido cinco conciertos, siempre arropado por la Camerata Deià en formato quinteto (piano, cello, saxo, bajo y batería). Es decir, un recorrido por los consolidados paisajes escénicos del Festival de Deià: el exclusivo hotel La Residencia, Son Marroig, el claustro de Sant Francesc en Sineu, los viñedos Bodegas Tianna Negre y el auditorio del Palau March, en Palma, donde acudí a verle el 26 de julio. Un apunte de interés: el vocalista italiano ejerce, asimismo, sus inclinaciones por el jazz que ha tenido a bien poner en práctica entre nosotros. Un buen detalle.

Gino Castelli, es un hecho, pertenece a la generación posterior al boom de la balada italiana, de manera que su recorrido por la música leggera es el tributo, muy personal, a lo que han significado sus predecesores. Lo bueno es, y es preciso subrayarlo, que sabe encarnar aquel espíritu original. Solo verle sobre el escenario es olvidarnos de él para embriagarnos suspendidos en un legado eterno. Pero lo más importante: nos lo transmite con absoluta honestidad, lo que le convierte en sus directos como intercambiable con las leyendas del pasado, porque oyéndole vivimos de nuevo esas emociones de antaño. Me gustó que siendo siciliano e incidir  en la escuela napolitana no cediese a las históricas adulaciones a la cosa nostra, que también es parte de la vertiente política que ha interferido en la balada italiana de antaño.  

Por todo ello, el momento sublime de su concierto el 26 de julio, no fueron las constantes alusiones a un legado musical histórico, sino presentarnos la balada autobiográfica que le ocupa en el momento presente: Terra mia es un himno a la añoranza, y además, cantado en el dialecto siciliano.