Cómo vive la nobleza mallorquina en el siglo actual

Han pasado 25 años desde el cambio de milenio y poco ha cambiado en el seno de las grandes familias que forman la nobleza mallorquina, antiquísima de origen, tanto que quizás sólo se la pueda comparar con la italiana, que muchas de sus casas hunden sus raíces en el Imperio.
En el caso de las familias que pertenecen a la historia de Mallorca hay que buscar en la conquista de la isla por parte del Rey de Aragón Jaime I a los musulmanes y a los caballeros que le acompañaron en su exitosa aventura. El rey, a su muerte, dividió sus reinos entre sus dos hijos y de esta manera se creó el reino de Mallorca y con el todas las instituciones que lo mantuvieron activo cerca de cien años.
Durante ese periodo se formó una nueva clase social en la isla con características muy peculiares que la hacen distinta de otras noblezas españolas, aunque a día de hoy sólo exista una que no se diferencia entre los distintos territorios pues la ley es la misma para todos. No siempre fue así.
La nobleza mallorquina conservó sus costumbres ancestrales hasta bien entrado el siglo XX e incluso hoy, salvo saltarse la legalidad, hace uso de ellas siempre que es posible. Quizás ese conservadurismo es lo que le ha permitido sobrevivir los distintos periodos de la historia que han ido desposeyendo a las familias nobles españolas de sus fortunas, mientras que en la Mallorca de hoy muchas todavía se conservan, al menos en las propiedades que gestionan y que se han podido mantener en el tiempo. No todos los que son tienen, pero por el hecho de ser se les considera.
Puede hablarse de un grupo cerrado, ciertamente, aunque no obtuso pues aunque se protegen para poder sobrevivir como unidad de costumbres, se han abierto, como han hecho a lo largo de la historia, a nuevas formas de vida, mucho más sencillas, pero en casas grandes como palacios y en villas o predios que evocan todavía las grandezas de estilo toscano que enamoraron a los antepasados de quien hoy las habitan.
La figura del heredero, pese a que quedó abolida en el siglo XIX causando estragos en las familias que habían basado su subsistencia en esa figura que heredaba todos los derechos y todas las responsabilidades, de alguna manera se sigue manteniendo, aunque sea de manera testimonial.
La nobleza mallorquina es sencilla en apariencia y lo es desde siempre si no se la conoce en profundidad. Comparada con las grandes familias del resto del país, vive con mucha más sofisticación y debe haber pasado por grandes glorias a juzgar por la calidad de las construcciones que habita, y lo más interesante, por la calidad de los muebles que la visten. Se mantienen jardines soberbios dignos de una visita, pues algunos de ellos están abiertos al público, como los de Alfabia, una joya que aún hoy pertenece a la extensa familia Zaforteza.
Sin duda, la actual nobleza poco tiene que ver con la del antiguo régimen, pero afortunadamente muchas de sus costumbres no se han perdido, lo que hace de este estamento un enorme mar de cultura, de la más refinada, que se ve no sólo en la exquisitez con la que se conservan casals y possessions, también en la cocina de la que guardan las recetas más refinadas, orgullo de familia.
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