Armengol niega el minuto de silencio a las víctimas de Hamás
Días pasados Francina Armengol elogiaba la política migratoria de Pedro Sánchez, pese a la constante llegada a Baleares de pateras procedentes de Argelia y que podrían estar infiltrando «a posibles criminales» entre los inmigrantes ilegales, según el último informe anual de FRONTEX. Para Armengol, el argumento es que «las personas son personas, no ilegales». Vamos, que tó er mundo é güeno y el que piense lo contrario, ¡facha!
El hecho de que Baleares forme parte de la frontera de la UE, lo que obliga a una aplicación estricta de la normativa europea, le parece un asunto menor a la extrema izquierda española y puede que fomentar la entrada ilegal por las costas españolas forme parte del argumentario para solicitar que a Pedro Sánchez le sea concedido el Premio Nobel de la Paz. Estricto, por cierto, refiere «ajustado a la ley y que no admite interpretación». La RAE.
¿De verdad, Pedro Sánchez, Nobel de la Paz? Como Obama y Arafat, de los que sin duda es un admirador hasta aliviarse del gusto.
También hace poco Francina Armengol se negó a que el Congreso de los Diputados dedicase un minuto de silencio a las víctimas de Hamás el 7-O, dejando claro que los 1.200 judíos masacrados aquella fatídica jornada y los más de doscientos secuestrados, la mayoría ya fallecidos, no merecen respeto alguno, y si piensas lo contrario, pues entonces ¡facha!
Lo cierto es que descuartizar a inocentes, violar a mujeres y niños, además de mostrar a sus familiares con orgullo las fotos de sus actividades atroces, en absoluto mueve a la piedad a la extrema izquierda entre otras cosas por su absoluta pérdida de valores. No hay ética que valga. Solamente relato. En definitiva una alarmante deshumanización que les inhabilita para dar lección alguna de igualdad. Son también monstruos, aunque no lo sepan.
Inicialmente se trataba de una propuesta de la extrema izquierda -el PSOE ya también lo es- para seguir con el relato del genocidio y en la Mesa del Congreso el PP quería solicitar introducir en el minuto de silencio a todas las víctimas inocentes, incluyendo a los judíos asesinados el 7 de octubre. Ni siquiera dejaron hablar a la portavoz popular. Al PP no le quedó más remedio que participar en un minuto de silencio sectario. De lo contrario a buen seguro la maquinaria de propaganda señalaría al PP como fascista.
Pedro Sánchez ha ordenado que un buque de guerra zarpe de Cartagena al objeto de asistir a la flotilla camino de Gaza, con Ada Colau y la regidora podemita de Palma a bordo. Esta última en flagrante dejación de funciones y pese a ello cobrando 55.000 euros anuales de las arcas municipales.
¿Qué hará el buque de acción marítima, llegados al bloqueo? ¿Abrir fuego? Resulta que la armada española tiene órdenes de mantenerse al margen de la constante oleada de pateras, negocio redondo para las mafias, consentido por el Gobierno de España, pero sí puede acudir en auxilio de la flotilla de perro-flautas navegando hacia la franja de Gaza con intención de provocar a la brava. Es el equivalente marítimo al reventón a la Vuelta Ciclista.
A esto lo llaman «estar en el lado correcto de la historia». En realidad de lo que se trata es de inyectarnos en vena el relato woke hoy abanderado por la extrema izquierda española. Es un dogma pagano, pero dogma de fe, y el que no esté de acuerdo quedará expulsado del lado correcto de la historia. Lo trágico es que la sociedad española sigue sin reaccionar a tan perversa manipulación. Un relato repugnante que no encuentra oposición alguna.
El lado positivo de colocar a Francina Hat Bar Armengol en la presidencia del Congreso de los Diputados es que toda España le ha visto el plumero, se ha dado cuenta de su inexistente talante democrático. Confiemos en que el votante de Baleares también haya tomado buena nota, de cara al 2027. Por supuesto descontando a mis queridos 156.000 votantes socialistas el 2023, los mismos que dan por buena cualquier barbaridad para que no gobierne la derecha. La extrema izquierda española quiere dar ejemplo a Occidente del camino a seguir para el suicidio colectivo, salvo milagro inesperado.
¿Se imaginan a Francina Armengol, verano 2027, regresando al Consolat? Confiemos en que Marga Prohens (PP) le pare los pies en las urnas. Este es un momento en el que estar del lado correcto de la historia, lo que significa echar a la extrema izquierda al ostracismo, es decir, «destierro político». La RAE.
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